Miguel Barragán
CIUDAD VALLES. Un par de mujeres, madre e hija van de nuevo a poner flores a la tumba de su pariente. Lo hacen seguido, porque niños de los alrededores se las roban y las venden de nuevo, a peso, a los floristas del exterior del panteón de la Hidalgo, es una pequeña mafia de robo y obtención de bienes de la que la administración del cementerio no se hace responsable.
Pero esto no es nuevo, la mujer de edad avanzada narró que hace dos años, su yerno se sentó a descansar luego de hacer faenas en una tumba familiar y desde su reposo observó a unos niños que aparecieron y comenzaron a recolectar las flores que acababa de poner, “¿qué vas a hacer con las flores, para qué te las robas, te las vas a comer o qué?”, les preguntó el hombre y los niños dijeron que esas plantas de ornato se las compraban los vendedores de flores del exterior del camposanto.
Hace unos días, la Policía Municipal detuvo a un hombre joven que se estaba llevando coronas de flores de ese mismo lugar, pero es la única detención que se ha hecho y sin denuncia de nadie, así que salió libre.
Todos los días hay robo de flores, de ornatos de cerámica, veladoras e incluso de cruces nuevas y la directora, Norma Morales González ha afirmado que ella no dispone de personal para estar cuidando los túmulos en ese lugar sagrado.
El negocio, ahora sí que florece a costa de los deudos que van a ese lugar.
