Viernes 03 de Mayo de 2024

Bitácora

AHORA se está dando la guerra de chismes entre los candidatos a la Presidencia municipal de Valles, porque la gente de David Medina Salazar, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (PVEM-PT) anda soltando borregos de que, en los eventos de Marco Antonio Guillén Rivera, candidato de la coalición Sí por San Luis (PRI-PAN-PRD-CP) va […]

AHORA se está dando la guerra de chismes entre los candidatos a la Presidencia municipal de Valles, porque la gente de David Medina Salazar, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (PVEM-PT) anda soltando borregos de que, en los eventos de Marco Antonio Guillén Rivera, candidato de la coalición Sí por San Luis (PRI-PAN-PRD-CP) va poca gente y que junta más personas un pleito de borrachos en el mercado que este último postulado y, si esto es cierto, es lo de menos…

 

LO interesante es que David Medina, a pesar de las promesas de dar tortilla subsidiadas, zapatos y útiles escolares para menores y quién sabe qué otras cosas, ha sido el que ha juntado muy poca gente, en las llamadas “reuniones vecinales”, cosa que les preocupa mucho, porque eso contraviene la oferta política de sus colaboradores que, en lugar de decirle la verdad, se la pasan diciéndole que todo va bien…

 

ÚLTIMAMENTE, los candidatos de esta coalición se han preocupado más por sus adversarios que por ellos mismos, como el caso de Ricardo Gallardo Cardona “El Pollo”, quien anda al pendiente si su contrincante más cercana, Mónica Liliana Rangel, de Morena, va a declinar o no, en lugar de preocuparse por sus números descendentes en las preferencias y encuestas…

 

AHORA bien, quien habla sobre la debacle de sus enemigos, es porque tiene miedo de estos mismos enemigos. Cuando hay seguridad en el trabajo político hecho, no hay necesidad de andar hablando de nadie, sino que se hace el trabajo proselitista y se sigue adelante, hasta el 6 de junio, pero hay algo en el Verde que les está preocupando, y no es el hecho de que les vaya tan bien, como aparentan, sino al hecho de que, en realidad, las quimeras que venden en campaña ya no las consumen a ciegas los ciudadanos y próximos electores.

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