El Universal
Chimalhuacán, Méx.- Apenas rebasaba el 1.5 metros de altura, pero era temida por todos. Tenía un carácter tan explosivo que en una ocasión cacheteó a un alcalde priista que no hizo lo que quería.
En las décadas de los 80 y 90 ordenó invadir predios, quemar casas y desaparecer a quien se le oponía. También amenazaba de muerte a los reporteros que publicaban en su contra o de su familia.
Esa era “La Loba”, como prefería que le llamaran a Eulalia Guadalupe Buendía Torres, o también la cacique de Chimalhuacán, la que alardeaba ser protegida del gobierno del Estado de México, de los gobernadores en turno así como del PRI mexiquense.
De ser golpeadora del PRI pasó a convertirse en el personaje con más poder en esa localidad del oriente mexiquense, que en ese entonces era el municipio urbano de mayor marginación del país.
Este domingo, “La Loba” murió de un paro respiratorio en un hospital privado de Toluca, a donde fue llevada el 15 de mayo, desde la cárcel estatal de Santiaguito, donde purgaba una condena de 492 años; ahí le diagnosticaron Covid-19, luego de presentar síntomas de diversos padecimientos clínicos y una preexistencia de diabetes tipo B, informó dijo el gobierno mexiquense.
Sin embargo, no se informó como contrajo la enfermedad.
Las autoridades penitenciarias explicaron: “Con la transparencia que ha caracterizado el flujo de información entre (nosotros) y familiares, se aclara que se han tomado todas las medidas sanitarias en el ingreso y egreso de personas, así como con la sanitización de los distintos espacio de uso común.
