ROSA María Huerta, siendo diputada local le dijo “puto” y “chinga a tu madre” al diputado, también local, Eugenio Govea Arcos, por una discrepancia que la verdad ni siquiera valía la pena, en una sala de reuniones previas del Congreso del Estado. La señora ha creado fama como una mujer que suele soltar palabras que son consideradas ofensivas para muchos, aunque se las merezcan la mayoría de ellos…
DURANTE el evento de José Narro, el doctor que tiene la cura contra la peste en la que se convirtió el PRI a nivel nacional y que quiere ser su presidente estatal, la representante del gobernador en la Zona Media se aventó la palabra de “morenacos” para referirse a los militantes de Morena o a los simpatizantes del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y todo parece quedar en la simpática anécdota de la priista que tiene el leguaje florido…
PERO no. Cuidado. Ella representa al Poder Ejecutivo estatal, al estar encargada de las gestiones que el gobernador por cuestiones de geografía o agenda no puede hacer, y, aunque después de las tres ella sale de su trabajo, sigue siendo la representante del Mandatario durante las 24 horas del día, porque sería absurdo cambiar de personalidad de un minuto a otro, como si un abogado dejara de ser abogado porque va al cine, así que ella, aunque militante aguerrida, debe tener cuidado con las calificaciones…
LA palabra “naco” se contrae con la de “moreno” y en la actualidad hay estudios sociológicos de pictocracia, que tratan precisamente de cómo países como el nuestro tienen problemas de convivencia o de desigualdad por el color de la piel y por el nivel de estudios al que se tiene acceso. ¿Será que ser güera y de ojos verdes le dará derecho a discriminar a gente por ser morena y “naca”? ¿Será correcto que los simpatizantes de López Obrador sean llamados “nacos”?…
ES el mismo efecto que provoca Andrés Manuel López Obrador con su concepto de “fifí”, solamente que el fifí es un término despectivo que se refiere a gente por lo regular de la alta sociedad y de familias con raigambre europea, o sea, de piel blanca, mientras que “naco” es despectivo en todos los sentidos, porque uno de sus orígenes es precisamente el sufijo de algunas etnias mesoamericanas, como los “totonacos” y se refiere a gente de escasos recursos, morena y de posibilidades económicas limitadas, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Prevención de la Discriminación, que ha hecho estudios concienzudos sobre ello…
SI una gran mayoría votó por Andrés Manuel López Obrador (sea esto bueno o no, equivocado o no), entonces resultaría hasta peligroso ponerse clasista y racista con ellos, ¿no? El asunto es que es funcionaria pagada con dinero del erario, que proviene de “fifís”, de “morenacos”, de “conservadores” o “liberales” por igual y suena malagradecido que se le insulte a quien paga el sueldo, de acuerdo con la percepción de muchos.
