Jueves 03 de Octubre de 2024

Está muerto, pero no de manera legal

Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]

Guadalupe Martínez Ortiz narró que su hermano murió electrocutado el pasado 4 de octubre, casi a las 12 de la noche, debido a unos cables expuestos de una jardinera de la Y Griega que se encuentra en la entrada del municipio de San Vicente.
Aunque lo enterraron un día después, ella no tiene un certificado de defunción ni acta sobre este mismo hecho, porque alguien movió el cuerpo de su hermano, lo preparó, lo llevó a velar a casa de su padre y ahora nadie se hace responsable del dictamen legista sobre su deceso.
De hecho, el pasado 23 de octubre, Lupita Martínez acudió a la Subprocuraduría de Justicia de la Huasteca Norte a dejar un documento en el que exige al subprocurador que el caso de su hermano, Aarón Reyna Ortiz, sea investigado por un Agente del Ministerio Público diferente al de San Vicente, ya que ella supone que hay una especie de colusión entre el fiscal sanvicentino y el alcalde Tirso Azuara Robles, en el extraño caso de su hermano, que se encuentra registrado en la carpeta de investigación 107/2017. El documento que ella entregó tiene sello de recibido en la Subprocuraduría el 23 de octubre pasado y en la asesoría legal a Lupita está el litigante Gilberto Sánchez Chirinos.
El muerto sin registro
El miércoles 4 de octubre, después de las 11 de la noche, Aarón Reyna se recostó sobre el pastó húmedo de la jardinera que se encuentra en la Y Griega de la entrada a San Vicente, a espaldas de donde vive el alcalde Tirso Azuara y varios de los noctámbulos que andan hasta tarde en esa zona del municipio, como taqueros y policías se dieron cuenta del incidente por el tronido que provino de la jardinera donde estaba el poste.
El césped estaba húmedo y Aarón se recostó, causándose la propia muerte. Vía telefónica, su hermana contiene el llanto para narrar que supo, por boca de otros, que los que quisieron asistir a su hermano, se dieron cuenta de que estaba muerto, pero no lo podían tocar, porque sus restos todavía transmitían energía y daba toques, al agarrarlo. Tuvieron que desconectar la luz de esa lámpara para poder levantarlo del lugar.
Lupita no supo hasta la 1:50 de la mañana que su hermano “se había electrocutado”, por aviso de un vecino. Cuando ella llegó a casa del papá de su medio hermano, a eso de las 2:20 de la mañana del 5 de octubre, ya lo estaban velando dentro de un cajón.
Nadie sabe, nadie supo
Lo que Lupita supo fue que de donde se electrocutó y murió Aarón, los del DIF lo movieron quién sabe a dónde y que prepararon el cuerpo, lo metieron a un ataúd y lo llevaron a casa de su padre. Es todo.
La mañana del 5 de octubre, un hermano de Lupita fue al Ministerio Público en San Vicente para pedir informes sobre la muerte y dictamen legal del fallecido. El encargado de la oficina lo maltrató y le dijo que ahí no sabían nada del caso.
Después fue a la Policía Ministerial y tampoco le dijeron nada. A Aarón lo enterraron el jueves 5 de octubre a las cuatro de la tarde, sin certificado médico que aclarara las razones del fallecimiento.
El 9 de octubre, quisieron tener en su mano el certificado de defunción y fueron al DIF, donde dijeron que no sabían sobre el caso; el Síndico municipal tampoco estaba enterado del asunto; los ministeriales les avisaron que la papelería sobre el deceso de Aarón había sido llevada a Valles.
El mismo 9 de octubre, ya en Valles, el médico legista Saúl Onorio les dijo que él no podía emitir un documento sobre certificación de muerte sin tener el cuerpo a la mano y que tenían que preguntar qué médico fue el que lo vio por última vez.
Buscaron al doctor César Salguero Olvera, quien trabaja en una clínica de Cuayalab y éste se puso muy nervioso y les preguntaba constantemente quién había mandado a Lupita y a sus hermanos con él. “El doctor nos confirmó que mi hermano había muerto electrocutado”. Según la ley, Aarón no ha muerto a pesar de estar enterrado. Ahora Lupita pide que se le dé realidad documental a su fraterno y que se investigue la posible colusión entre el alcalde y el MP de San Vicente.