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Este sábado 8 de marzo, miles de mujeres en todo el mundo se unirán en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, una fecha que, más allá de la celebración, es un llamado de atención a la persistente violencia de género, la desigualdad y la discriminación que siguen enfrentando.
En México y Latinoamérica, las movilizaciones del 8M se han convertido en una tradición de protesta y resistencia, con consignas y cánticos que reflejan la indignación y la exigencia de justicia.
Las marchas del 8M no solo visibilizan la lucha feminista, sino que también buscan generar conciencia y exigir cambios estructurales que garanticen seguridad y derechos para todas. Desde niñas y adolescentes hasta madres y adultas mayores, cada mujer que participa lleva consigo una historia de lucha que se expresa en las consignas coreadas a una sola voz.
El movimiento feminista ha adoptado frases poderosas que se han convertido en emblemas de la lucha. Algunas de las consignas más representativas que podrán escucharse en las marchas de este 8M incluyen:
“Ni una menos”: Un grito que se originó en Argentina y que hoy es bandera global en la lucha contra los feminicidios.
“Si tocan a una, nos tocan a todas”: Expresión de sororidad y unidad ante la violencia de género.
“El Estado opresor es un macho violador”: Crítica directa a la falta de acción de las instituciones frente a la violencia contra las mujeres.
“No quiero tu piropo, quiero tu respeto”: Un llamado a erradicar el acoso callejero.
“Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo”: Una frase que refleja la valentía de las mujeres que deciden alzar la voz.
Estos lemas no solo son una expresión de inconformidad, sino también un mecanismo de resistencia que refuerza la lucha feminista y su mensaje de cambio.
Las plataformas digitales han sido clave en la organización y difusión de las marchas del 8M. A través de redes sociales, colectivos feministas informan sobre los puntos de reunión, comparten mensajes de apoyo y viralizan consignas que luego resuenan en las calles. Frases como “Somos el grito de las que ya no están” o “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía” han traspasado fronteras y continúan inspirando a más mujeres a sumarse a la causa.
