Jueves 02 de Mayo de 2024

El Atlético saca victoria a trompicones en Champions League

EFE No hay ninguna competición que despierte tantas inseguridades como la Liga de Campeones en el Atlético de Madrid, superviviente y ganador contra el Feyenoord (3-2), al filo de la debacle, entre el caos defensivo propio y ajeno, superado durante muchos tramos del duelo y vencedor sobre el alambre, con dos goles de Álvaro Morata […]

EFE

No hay ninguna competición que despierte tantas inseguridades como la Liga de Campeones en el Atlético de Madrid, superviviente y ganador contra el Feyenoord (3-2), al filo de la debacle, entre el caos defensivo propio y ajeno, superado durante muchos tramos del duelo y vencedor sobre el alambre, con dos goles de Álvaro Morata y dos paradas cruciales de Oblak, dentro de un laberinto del que escapó a trompicones, encerrado en su área.

Inconsistente, sobresalto a sobresalto, por una doble remontada culminada con un fenomenal centro de Nahuel Molina y otro remate de Álvaro Morata al minuto y 50 segundos de la reanudación ganó el Atlético un partido que bien pudo empatar o perder, en el que jugó a la ruleta rusa y que retrató como la máxima competición continental lo tiene siempre en vilo, al filo de la caída, de un detalle a favor o en contra.

Lo aprisiona con una expresividad inusual en un equipo que debe sentirse favorito en un grupo como el que tiene por delante. También lo era el curso pasado. Y se fue del torneo entre el anonimato de un equipo menor, sonrojado como último de su cuarteto. Sin coartada. Ahora, en dos jornadas, ya tiene cuatro puntos. Y eso es un botín incomparable. Hasta este miércoles, había ganado sólo uno de sus últimos nueve duelos en este torneo.

El Atlético surgió sobrepasado. Por muchas bajas, siete en el enfrentamiento de este miércoles, entre ellas dos de sus tres centrales titulares en el once tipo (Giménez y Savic), en ese otro nivel que siempre se habla de la máxima competición continental, el Atlético aparece hoy por hoy como un conjunto común, rebasado por el escenario, pero también por cualquier rival que osa presionarle y abordarle, como lo hizo el Feyenoord.