Miguel Barragán
CIUDAD VALLES. Andrés Manuel López Obrador llegó por tierra al aeropuerto de Tamuín, en una Suburban, en medio de un tumulto que empujaba, se agolpaba e incluso golpeaba, para alcanzarlo y para gritarle “¡que se baje!” o “te amo”…pero él seguía serio porque los vehículos no avanzaban, ya que el grupo Voz y Dignidad por los Nuestros, encabezados por Edith Pérez Rodríguez gritaba y exigía justicia por la ola de inseguridad que asuela a Tamuín.
Todos esperaban el arribo del Presidente por aire y que luego de una reunión con el Gobernador y otros dignatarios, saldría por tierra para ser abordado por cientos de ciudadanos, unos contentos y otros enojados.
No era el AMLO acostumbrado, todo sonrisas ni todo apapachos, era un AMLO circunspecto que contestaba con tirabuzón las preguntas de los pocos reporteros que llegaron a la ventanilla de copiloto.
Sobre la corrupción señalada contra los programas de La Escuela es Nuestra dijo “Lo vamos a ver” y sobre la pregunta reiterada sobre inseguridad, acertó a decir que sobre el tema, “había muchos mentirosos”, a manera de broma.
Pero así como la turba le gritaba en busca de su atención, una representación de maestros a los que se les deben 10 meses del pago de Fopresyr (Fondo de Previsión Social y Retiro) le entregó una requisa para que por fin les paguen y las buscadoras de sus familiares perdidos por semanas, meses o años le gritaron clamando justicia y seguridad.
Poco después, arribó al retén de admiradores en Huichihuayán, ya de mejor ánimo y estaría en un evento multitudinario en Xilitla para revisión de los Programas de Bienestar, haciendo esto mismo mañana por la mañana en Tamazunchale.
