Miguel Barragán
CIUDAD VALLES. Un perro mestizo de pelo leonado patrulla la ciudad sobre la Unidad de la Policía Municipal número 2065, desde hace unos días, causando curiosidad entre automovilistas, que observan al can, muy confianzudo, asomando su hocico sobre el borde de la caja de la camioneta, cuando van a operativos o a reportes. El pasado 21 de mayo, ese perro decidió quedarse con los policías municipales y desde aquel día, que fue miércoles, se le conoce como K9.
Ese día, los oficiales de la 2065 realizaban un operativo de seguridad en la calle Veracruz, de la colonia Obrera y el perro se acercó a los oficiales.
Hacía mucho calor y le dieron agua en un traste improvisado. El perro se echó a un lado de los policías, durante todo su operativo.
Cuando ya se iban del lugar, los oficiales subieron a la patrulla y se dirigieron hacia el Bulevar, pero el can corrió desesperado tras ellos, ladrando sin parar. Lo habían dejado en ese lugar porque los uniformados no sabían si era la mascota de alguien.
El responsable de la unidad pidió a uno de los que tenía a su cargo que cargara al animal, para que en el afán de seguirlos no lo atropellaran en el arroyo vehicular del bulevar.
Decidieron bautizarle con el nombre clave de K9, por el parecido fonético con la palabra “can” y, tal como si tuviera años de trabajo en las calles, sigue la rutina de los agentes: descansa, cuando ellos lo hacen, come a la misma hora que los asignados a la 2065 y sale, atento, a recorrer las calles, mientras el viento generado por la velocidad de la camioneta le golpea el rostro de perro feliz.
Los policías al cuidado de K9 tienen pensado mandarle hacer una casaca, para reconocerle el compromiso de cubrir los turnos policiacos sin receso alguno, sean de 12 horas o de 24 horas seguidas.
