Miguel Barragán
CIUDAD VALLES. Son ya 10 años de la peor crisis de fuego que ha vivido Valles en su historia reciente, o al menos desde que existen reportes periodísticos diarios.
El lunes 18 de marzo de 2013, una densa neblina de humo comenzó a viajar del Abra y de El Cañón de Taninul hacia Valles, así como corre de manera natural el viento de oriente a poniente, debido al clima condicionado por el Golfo de México.
Pero ahí no paró el asunto.
A diario surgían reportes de incendios que se extendían sin control por pastizales y montes resecos con la velocidad de la pólvora.
Luego una columna de humo, después otra cortina negra amenazando una colonia, otra neblina matutina, pero en esos días, nadie respiró aire puro en Valles durante toda una semana en la que ardieron 15 mil hectáreas alrededor del municipio, sólo para dar una idea de la magnitud de lo calcinado, esta cantidad de hectáreas significa el 75 por ciento del total de los sembradíos de caña del Ingenio Plan de Ayala.
El alcalde Juan José Ortiz Azuara estaba en Cancún y por problemas de itinerario de vuelos, no pudo retornar durante la crisis, así que el que se aventó el tiro contra las llamas fue el secretario del Ayuntamiento, Gilberto Almendárez Marín, quien adquirió notoriedad, pues en la atención de uno de los siniestros, por poco pierde el conocimiento, ahogado en el remolino de humo de la conflagración.
Un hombre de la tercera edad murió rodeado por el bióxido de carbono del humo y familias de varias comunidades perdieron todo por las llamaradas que expulsaban columnas de humo tan grandes que satélites de este país y de Norteamérica registraron su enormidad.
A pesar de los esfuerzos de los bomberos que pasaron por la más dura de sus pruebas, las deficiencias actualmente en esa corporación se parecen mucho a las que tenían hace 10 años.
