Miguel Barragán
CIUDAD VALLES. Benita Arenas Morelos es beneficiaria del ISSSTE y lleva a su madre regularmente a hemodiálisis, pero se acaba de enterar que el módulo especial para ese tratamiento, que para algunos es de vida o muerte, no funciona.
Las 10 máquinas para hemodializar se encuentran paradas y la única opción que les darán a los usuarios es ir al área de Urgencias y, en caso de estar graves, serán atendidos en la máquina que está en esa otra parte del hospital, uno por uno.
Algunos familiares de enfermos renales o diabéticos están acudiendo a servicios particulares, pero cada sesión, como mínimo, cuesta tres mil pesos y, además tienen que practicarse estudios previos en las clínicas de paga que van de los 500 a los 800 pesos.
Ella y los demás usuarios exigen que les den una solución, porque una falla general ahora tiene a varios derechohabientes entre la vida y la muerte.
