Redacción
CIUDAD VALLES. Un acto de supervisión del presidente Andrés Manuel López Obrador en el kilómetro 38 de la carretera en vías de ampliación, Valles-Tamazunchale, hizo que una multitud de activistas, simpatizantes, funcionarios municipales de Valles, amlovers, téneks, frentes de defensa, reporteros, más funcionarios del estado, guaruras y prestadores de servicios se pusieran la asoleada de su vida, esperando al mandatario que supuestamente llegaría a las dos y media de la tarde y que a las seis apenas arribaba para ser adorado de nueva cuenta, como en campaña y demostrando que no ha perdido un ápice de popularidad en la Huasteca.
Pero la cita no era de tipo político, porque no se planeó un evento con multitudes, sino una revisión y explicación de los ingenieros que avanzan en la ampliación que debe completar los 100 kilómetros de este proyecto al final del presente sexenio.
El presidente recorrió la valla que apenas contenían los soldados vestidos de civil y saludó a los que los vitoreaban y lo intentaban agarrar como un ídolo.
“Hazme un favor, busca a Rosa Icela (Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección)”.
De todas maneras, los rostros enrojecieron o se tatemaron al punto del golpe de calor, con apenas unos 35 grados centígrados, esperando al presidente y aunque el sol no se escondía tras ninguna nube, no se movieron del terraplén opuesto al rancho Las Flores, en una visita que la gente hizo multitudinaria y que debía ser de rutina.
Por fin, López Obrador caminó la pequeña cuesta hacia la carpa donde le darían a conocer los avances de esta obra y en donde lo esperaba el Gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
