Sábado 11 de Mayo de 2024

Angélica, la niña que fue vendida, no puede regresar a su pueblo

SUN

A Angélica primero la obligaron a casarse, después la abusaron sexualmente, la encarcelaron y al final tuvo que huir de su pueblo, Joya Real, en Cochoapa El Grande, en la Montaña de Guerrero. Ahora no puede regresar, en el pueblo las hostilidades contra su familia no han parado. Este martes, una comisión integrada por funcionarios del gobierno de estado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos y del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, intentaron regresar a Angélica a Joya Real.

La comisión hizo un recorrido por el pueblo y hallaron la puerta de la casa de los padres de Angélica macheteada. Después se reunieron con los pobladores, pero estos pusieron condiciones: que se libere a Rutilio Julián Moreno, el padre del hombre con el que obligaron a Angélica a casarse. Rutilio Julián está preso en la cárcel de Tlapa por el delito de violación contra Angélica. También pidieron la liberación de los dos policías comunitarios de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), quienes encarcelaron a Angélica junto con sus tres hermanas.

En ese contexto, la comisión determinó que no había condiciones para que Angélica regresara a su pueblo. Sin embargo, la comisión aprovechó para informar al pueblo de las consecuencias legales de seguir estableciendo matrimonios forzados entre menores de edad. Neil Arias, abogada de Tlachinollan, contó que en la reunión los principales delegados y comisarios de varios pueblos estuvieron de acuerdo en frenar los matrimonios forzados entre menores de edad. Pero exigieron que el gobierno atienda las necesidades de estos pueblos.

“Pusieron el ejemplo de que las escuelas de preescolar, primaria y secundaria están cerradas en las localidades porque no han ido a dar clases los maestros”. El 29 de septiembre, un grupo de policías comunitarios llegaron por Angélica, una adolescente de 15 años, a la casa de su tía. Los comunitarios la detuvieron y se la llevaron junto con su tía, una mujer de 70 años de edad, y sus tres hermanas: una de ocho años y las otras dos de seis.