EN la época de la insensatez, es común pensar que se puede prometer lo que sea, pero las promesas de David Medina Salazar, candidato a alcalde de la coalición Juntos Haremos Historia no solamente son absurdas, sino que atentarían contra la economía local. Un ejemplo: en aras de gustarle a los ciudadanos, ya que tiene muy pocos recursos discursivos, ha dicho que le dará zapatos a todos los niños de Ciudad Valles en edad escolar…
BIEN, para empezar, son 30 mil menores de edad en el municipio de Valles. Vamos a suponer que cada par de zapatos, le costará lo que le cuesta a un padre o madre de familia: un promedio de 300 pesos. El gasto, no previsto, no necesario y no lógico de compra de zapatos con dinero del erario sería de nueve millones de pesos, dinero que nunca va a tener disponible para el rubro de zapatos, en ningún mundo onírico del Partido Verde, del Trabajo o de la odisea donde él viva…
PERO bueno, supongamos que el candidato agarra nueve millones y cumple con su promesa y encarga los tráileres con los 30 mil pares de zapatos…
LA gente recibiría las cajas con los zapatitos corrientes, llenos de vítores y de vivas para David. Ahora bien, esos zapatos ¿a quién se los va a comprar? De seguro a un mayorista de fuera, porque no hay mayoristas que tengan esos volúmenes en Valles y, al comprarle a un proveedor o dos, se toparía con el tema de la incentivación del monopolio, porque solamente una empresa se beneficiaría con los nueve millones o el sobreprecio que se quiera poner.
¿Y los zapateros de Valles que tienen el regreso a clases como su propia zafra? ¿Se van a quedar viendo? Sí, ajá. Un problema de colofón: ¿cómo demonios van a saber si el enorme encargo coincidirá con la talla de cada uno de los niños (en constante crecimiento) de Valles? Las tonterías que hay que escuchar en campaña, de veras.