Jueves 16 de Mayo de 2024

Un cartafilus vallense se hace viral en redes

Miguel Barragán

Huasteca Hoy

CIUDAD VALLES. Wulfrano Pérez Vega es un hombre de 98 años de edad que todos los días está detrás del mostrador de una tienda desabastecida, en plena avenida Estadio, al norte de la ciudad y que se hizo viral porque su nieta, Ángeles Martínez Pérez publicó su foto precisamente en ese negocio, para pedir a los usuarios que fueran a comprarle a su comercio, ya que se deprimía de no platicar con nadie, en las soporíferas tardes de la colonia Emiliano Zapata.

Pero lejos de ser el viejecito desvalido que ruega por atención, Wulfrano es un dechado de fuerza física y salud asombrosa, que a sus casi cien años lee las letras más pequeñas del periódico sin usar gafas y que no demanda ayuda para ninguna de sus actividades.

De hecho, las mujeres que lo procuran, su hija Natalia Pérez y su nieta Ángeles aseguran que en agosto volvió a vencer a la muerte, porque tuvo Covid durante un mes, con fiebre, tos y pérdida de olfato y a sus 98 años, el azote de 2020 le hizo los mandados.

Pero quizá lo más asombroso sea su memoria impecable que recoge detalles del pasado vivido, en el que está la Guerra Cristera, Lázaro Cárdenas, la tempestad que lo dejó sin casa en Tamaulipas y la convivencia en un tianguis con un Antonio Esper que todavía vendía ropa en un tianguis, antes de hacer la fortuna descomunal que hoy tiene.

Recuerda que Plutarco Elías Calles mandó cerrar las iglesias, haciendo con esto que brotara la resistencia y que los fieles fueran cazados por el Ejército en un conflicto que obligó a sus padres a llevar a Wulfrano de cinco años, a vivir al monte, entre ramas y suciedades, para evitar ser atrapados por el enemigo, que en ese tiempo era el Estado. Corría el año de 1927, y el hombre de la tienda tenía cinco años.

Un aspecto interesante de todo es que compara a Lázaro Cárdenas con López Obrador, porque son los únicos mandatarios que no usaron y usan guaruras, cosa que le causa mucha expectación. Wulfrano era un joven de 14 años en el Cardenismo.

 

Sobrevivió a la fiebre Tifoidea en 1952 (él tenía 30 años y llevaba más de 10 de casado) y relata que en los delirios de las calenturas casi mortales alcanzó a ver en medio del campo a una mujer de pelo entrecano y largo que vestía un vestido negro, a la que Wulfrano interpretó como la muerte que se arrepintió de llevárselo.

 

Cuando tenía 45 años, en 1967, vivía en Mante, pero una tempestad se llevó su casa por los cielos y eso lo hizo emigrar a Valles, dedicándose al comercio y la agricultura al mismo tiempo. Ya en Valles, pasó su vida vendiendo y recuerda un refrán de aquellos tiempos: “Vamonos recio que mi mula esta parada, me gusta estar en la comerciada, porque no he ganado nada” y así vendió de todo, principalmente ropa, hombro con hombro con el primero de los de la dinastía Esper, con quien comerció muchas veces en tianguis de la entonces población casi rural.

 

A sus 98 años, solamente tiene una ligera sordera y hoy, impelidos por el post de su nieta, fueron decenas a verlo, hablando con más personas de las que acostumbra hablar en un mes. De hecho, abrió una cervreza en plena mañana y convidó a los reporteros, porque entre las muchas maravillas de este Cartafilus huasteco está la condición de no sufrir los efectos del alcohol.

 

El Internet viralizó a un hombre que por cuestiones de multiplicación de comercios, ha perdido clientela, pero ahora todos han ganado un conversador centenario que asombra y ofrece su amistad.