Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
CIUDAD VALLES. La tarde de ayer el estruendo provocado por el barreno de la empresa Tricalbano fue más potente que nunca, al grado que la tierra se sacudió más fuerte en el caserío del Cañón de Taninul, un ejido donde viven alrededor de cien familias y en donde vive Telésforo Guerrero Reyes, en cuya casa cayó una roca de caliza de alrededor de 30 centímetros de larga y que agujeró la lámina del techo.
La hija de Telésforo, Ema Guerrero estaba lavando, en la batea del exterior de su casa y sus hijos José Inés de nueve años, Azucena de ocho años y Luis de tres jugaban a su alrededor cuando escucharon un sonido que solamente habían escuchado en las películas: el silbido ominoso de un objeto que cae a toda velocidad, como el de los proyectiles bélicos y luego el tronido que a todos los hizo brincar del susto.
Era una caliza que atravesó la lámina de la casa de su padre y su punta quedó atorada en una juntura de la estructura de madera de la vivienda rústica.
La mujer y un vecino que estaba en el lugar ayer, que este medio estuvo en ese sitio explicaron que la empresa pedrera suele volar las entrañas de la tierra alrededor de las 12 del día y antes de hacerlo realizaban un perifoneo para advertir a los del Cañón sobre los riesgos y cerrar las calles, pero desde hace tiempo no avisan nada y las explosiones cada vez son más poderosas.
Solamente para que se dé una idea el lector, la piedra que cayó en la casa de Telésforo voló dos kilómetros, así que el contacto con la cabeza de un cuerpo humano sería mortal, por eso la preocupación de que sigan volando la tierra sin avisar y con más estruendo.
