Domingo 05 de Mayo de 2024

Las comparsas, la posesión diabólica y don Porfirio

Miguel Barragán [Huasteca Hoy]   CIUDAD VALLES. Los días de muertos se celebraban con bailes de clara influencia indígena a fines del Siglo XIX, en la Ciudad de México y durante el régimen de Porfirio Díaz, pero el mandatario se sentía incómodo con esas manifestaciones por considerarlas autóctonas, indígenas y los relegó a la Alameda […]

Miguel Barragán

[Huasteca Hoy]

 

CIUDAD VALLES. Los días de muertos se celebraban con bailes de clara influencia indígena a fines del Siglo XIX, en la Ciudad de México y durante el régimen de Porfirio Díaz, pero el mandatario se sentía incómodo con esas manifestaciones por considerarlas autóctonas, indígenas y los relegó a la Alameda Central.

En respuesta a ese gesto desdeñoso, las danzas indígenas comenzaron a parodiar al poder, a sus cortesanos y a sus achichincles, así como todos los personajes importantes de un núcleo social, como al cura, al maestro, etcétera.

Los personajes de la comparsa también estarán relacionados con el lugar donde se desarrolla el rito: si en un lugar asuelan los narcotraficantes, no dudemos encontrar un comparsero o huehue vestido a la usanza de los hampones, advierte el antropólogo Guillermo Ahuja sobre los vistosos bailes acompasados que congregan a miles en muchos puntos de la Huasteca Potosina.

 

Las comparsas y la posesión satánica

 

Cuando los frailes españoles vieron las danzas indígenas que celebraban a los muertos, dada la llegada del frío y el final de los cultivos (el mismo sentido de la muerte) quisieron prohibir esta tradición porque la relacionaban con la posesión diabólica, ya que observaban en los pasos de los coribantes pasos reiterados, gritos y ritos paganos que no se llevaban con la religión impuesta por España.

Sin embargo, a pesar de las prohibiciones, se siguieron haciendo y en el decurso de las décadas y los siglos, la Iglesia comenzó a aceptar e incluso a combinar sus elementos rituales a la fiesta pagana.

 

Viejitos, payasos y apaches

 

Los huehues son los ancianos que están más cerca de la muerte (el término quiere decir anciano en náhuatl) y esa tradición de que se pongan a bailar proviene del sur de la Huasteca, de San Martín, precisamente, aunque en la actualidad regiones tének y xi’iu como Valles y Tamasopo, respectivamente han copiado de manera muy reciente la tradición.

Ahora bien, estos ancianos han ido sustituyéndose por personajes como apaches (enemigos del Estado mexicano en el tiempo de don Porfirio Díaz), payasos, que eran admirados y temidos por los pobladores porque se decía que se robaban a los niños, soldados, curas, diablos y ahora por cualquier personaje que esté de moda o que tenga un gran alcance social, como algún político, actor, villano o héroe de la actualidad.

 

El ritmo

 

Por lo regular se combinó la música autóctona con el ritmo de la época porfiriana, por eso eran minuetes, originalmente, pero también la música de moda se puede ir agregando al gusto de la comparsa, aunque Ahuja explica que por lo regular es Huapango el que se utiliza para esta tradición de poner a bailar a los muertos.

 

Notas Relacionadas