Jueves 02 de Mayo de 2024

Ambulancias piratas se aprovechan del coronavirus en México

AP Mucha gente se ha estado beneficiando de la pandemia del coronavirus en México, donde los precios de los tanques de oxígeno, el alcohol con fines medicinales y los barbijos están por las nubes. La manifestación más cruel de esta explotación de la pandemia es la de las “ambulancias piratas”, que se aprovechan de la […]

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Mucha gente se ha estado beneficiando de la pandemia del coronavirus en México, donde los precios de los tanques de oxígeno, el alcohol con fines medicinales y los barbijos están por las nubes. La manifestación más cruel de esta explotación de la pandemia es la de las “ambulancias piratas”, que se aprovechan de la desesperación de los pacientes.

Vehículos a menudo destartalados y mal equipados recorren las calles de la Ciudad de México escuchando las frecuencias de los despachadores de ambulancias y tratan de llegar antes que las ambulancias legítimas a los sitios donde hay emergencias médicas. Cobran sumas astronómicas a los parientes de los pacientes para llevarlos a un hospital y a veces hasta los llevan a clínicas privadas mal equipadas que les pagan por hacerles llegar pacientes.

Activistas y las autoridades médicas dicen que las “ambulancias patito”, como les dicen en México, no solo son un servicio abusivo, sino también peligroso. Inspecciones recientes revelaron que muchos de estos vehículos no tienen suficiente equipo, son operados por personal no capacitado y llevan medicinas que han expirado.

Rachel Sieder, profesora universitaria de la capital, fue víctima de una ambulancia pirata el 11 de agosto, cuando una amiga sufrió lo que parecía ser un ataque de epilepsia en su departamento. Familiares llamaron al 911, el número de emergencias en México, que despacha ambulancias gratis. Pero se le apareció una ambulancia pirata primero.

Le cobraron 7.300 pesos, el equivalente a casi 350 dólares, por un viaje de 8 kilómetros (5 millas) a un hospital, una suma comparable a la que se cobra por servicios autorizados en Estados Unidos, astsronómica en un país donde equivale a los ingresos de casi 60 días de muchos trabajadores y donde se supone que el servicio de ambulancias es gratis.

Sieder pagó. “Nadie va a regatear por dinero cuando piensa que una persona pudiera estar muriendo”, comentó.

El personal de la ambulancia presionó a los parientes para que se apurasen, diciendo que la presión del paciente estaba muy alta, aunque cuando se les pidió que la volviesen a tomar, era normal.

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