Jueves 16 de Mayo de 2024

Bitácora

Un juez en Ciudad Valles pidió la detención de un policía llamado José Norberto J. por el homicidio calificado de Juan José Saavedra, a quien le apodaban “El Nene” y que durante casi toda su vida se dedicó a vender tacos en el mercado Gonzalo N. Santos.

 

El policía tiró agua sobre el rostro del detenido en barandilla el pasado 9 de junio, cuando ya lo había esposado de su brazo sano, el izquierdo, (porque su brazo derecho tenía una discapacidad de nacimiento), cuando aparentemente Saavedra había sufrido un golpe en la nuca por una caída y en lugar de auxiliarlo ante las convulsiones que presentaba, le arrojó agua en el rostro que habría determinado su muerte.

 

De hecho los motivos de la cárcel al policía se deben a “penas crueles, inhumanas y degradantes”, es decir que no se trató de una negligencia, como se había manejado en un principio, sino de actos conscientes de crueldad, que no define la ley como tortura, pero que le quitaron la vida a un hombre que solamente se había tomado unas cervezas y que no había cometido ningún acto delincuencial o una falta administrativa.

 

No solamente está el hecho de la indisposición del detenido, por su estado de ebriedad, sino las acciones crueles que provocaron su muerte. El policía es el único detenido, pero estos métodos de trato a detenidos los aprueba una dirección y un comando que obviamente está en manos de Héctor Mar del Ángel, al que también se le ha acusado de tortura y de homicidio contra detenidos.

 

El alcalde Adrián Esper ha presumido en incontables ocasiones que la ciudad está segura con Mar del Ángel, y el caso del taquero le pasó de noche, porque no fue para acercarse ni para entender el asunto de primera mano a pesar de que a su policia se le estaba señalando otra vez de tratos que atentan contra los derechos humanos. Esta respuesta del Juzgado no concuerda con el sentimiento de seguridad, sino que se vuelve a manchar el espíritu de “protección” que según provee esta corporación.

 

Esta investigación parece concluyente, porque hay un sentenciado, pero hay todo un aparato de seguridad pública detrás del que ejerció la acción homicida que respalda acremente al policía que prácticamente mató cruelmente a un detenido por haber ingerido cerveza.