EL fin de semana todo era calma y sosiego, pero entrando el lunes, el Coronavirus, como si tuviera horarios de trabajo, le dio la sacudida al estado de San Luis Potosí y no sólo mató a una persona (de la que no se han dado detalles como edad o condiciones en las que se encontraba antes del virus), sino que se comenzó a infectar el Covid-19 de persona a persona en la comunidad, o sea que está a nada la entidad en comenzar a observar casos que además de casi incontables, serán también la razón por la que los ciudadanos a la mejor tomen consciencia.
PORQUE eso pasa con el Covid-19 en la Huasteca potosina: aunque parezca absurdo y poco creíble, hay miles de personas que no creen en la enfermedad, por el principio tomasino de “ver para creer” y algunos otros sostienen las teorías conspirativas que tienen que ver con un “orden mundial” en el que los antagonistas, China y Estados Unidos, pelean por ser los preponderantes. No pues así no se puede.
DE hecho, la prevención contra el Covid-19 se relajó otra vez y en Valles no solamente el mercado y el tianguis lucieron abarrotados, sino que hay sucesos en los que la gente de Protección Civil del Ayuntamiento ha sabido de turistas que se meten subrepticiamente a los parajes para pasarla de lo lindo, pero teniendo gente con otros visitantes igual de irresponsables a los que les preocupa más pasear que su propia vida o la de sus parientes.
PERO es parte de la cultura mexicana, la de no creer hasta que a alguien de nuestra propia familia no se le quite la tos y le chille el pecho con un silbido de muerte. Así aprenden la mayoría, aunque el aprendizaje podría causar contratiempos terribles y caos, porque si los países más ricos y avanzados del mundo se han visto desbordados en sus sistemas de salud, cuanto más San Luis Potosí o el país batallarán contra los estragos del bicho de 200 nanómetros de diámetro.
POR eso, la secretaria de Salud con la voz quebrada, ya sea por verdadera preocupación o porque sabe usar los recursos dramáticos, pedía sin cesar que todos los potosinos nos quedemos en casa, a menos que por causas de fuerza mayor tengamos que salir.
NO se ve bien el horizonte, porque el 45 por ciento de la gente es pobre y si no sale a vender, a seguirse empleando o a cumplir con un horario, simplemente no tiene para comer, porque en la pobreza no hay capacidad de ahorro de ninguna manera. He ahí el detalle de todo esto. Nadie sale de su casa por gusto, sino por necesidad, pero hay algunos que no están completando para poder ahorrar para tener HBO Go o para hacer un viaje (cuando se pueda), sino que están ganándose los 150 o 200 pesos diarios para completar huevo, leche, pan, quizá algo de carne.
LA pobreza es la peor enemiga de un Estado en caos, porque es una condicionante de desobediencia y dispersión, ante peticiones simples.
