Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
CIUDAD VALLES. Las comparsas son creaciones modernas de hace apenas un siglo que toman elementos de danzas indígenas y de los bailes europeos para la representación lúdica de la vejez, la muerte y los toros, a manera de diablo. Es una costumbre que se incorpora a la tradición de Xantolo y es completamente mestiza, advirtió el antropólogo Guillermo Ahuja Ormaechea.
La tradición del Día de Muertos a diario suma un nuevo elemento a los altares, a la comida y a las manifestaciones dancísticas como la tradicional comparsa de huehues (vocablo náhuatl que quiere decir “viejo”) y que en la Huasteca es una tradición combinada entre la danza indígena que ritualiza el evento trágico y parte del turno en el baile de los minuetes, que son esos cambios de posición de un lado a otro, dentro de la fila de participantes en la tradición.
En el rito, los cornudos son los toros que representan la vaquería y quienes preceden el baile general. Mucha gente los confunde con demonios, pero el diablo es elemento de Semana Santa, no del Día de Muertos.
Los ancianos bailan literalmente con la muerte y con el mal. En algunos puntos de la Huasteca con influencia náhuatl, toro porta un chicote o látigo, con el que castiga a los que se portaron mal, pero de quien están huyendo en la danza es de la muerte, precisamente, una muerte que es una reminiscencia de la parca europea, ya que no existía como tal en el mundo prehispánico el personaje de rostro descarnado y de capucha.
Aunque muchos suelen asociar a Xantolo con algo centenario, nada es más falso, ya que es una tradición que, en la comparsa apenas y tiene 100 años y ha ido reuniendo elementos hispanos e indígenas a contentillo de la gente de determinada zona de la Huasteca, resumió el especialista.
Tiene personajes elementales como el payaso (a principios de siglo el payaso daba miedo porque se creía que era un robachicos) y el apache, que era un elemento social que estaba en conflicto con su visita a estas tierras.
