Martes 07 de Mayo de 2024

Bitácora

EL gas cloro no debería ser un tema de discusión entre el Sindicato de DAPAS (que exige que se le presenten los documentos de la Junta de Conciliación y Arbitraje para dejar pasar los tanques con esa sustancia) y la directiva, que insiste en querer hacer quedar mal o como villano a Alejandro Ballesteros Corona, […]

EL gas cloro no debería ser un tema de discusión entre el Sindicato de DAPAS (que exige que se le presenten los documentos de la Junta de Conciliación y Arbitraje para dejar pasar los tanques con esa sustancia) y la directiva, que insiste en querer hacer quedar mal o como villano a Alejandro Ballesteros Corona, líder del gremio, porque quieren que éste abra las puertas solamente con la petición de que ceda las rejas de entrada porque el químico tiene que ser aplicado al agua que se manda a los ciudadanos…

COMO que el compás de espera del dictamen final del juez federal sobre la huelga de la DAPAS (el Sindicato quiere que lo atiendan y la DAPAS quiere que el conflicto se desvanezca, con la deserción de los paristas, de a poco), como que le entra al director Marco Antonio Guillén ganas de pelear de a gratis, aunque Ballesteros ahora haciendo un mutis total ante medios de comunicación, parece que está pendiente de la resolución final del juzgado federal que, -él quiere-, a favor del sindicalismo, obligaría al pago de salarios caídos, aguinaldo, restitución de puestos, entre otras cosas…

PERO Ballesteros está profundamente molesto, porque incluso gente muy allegada a él, como José Matilde Hernández Méndez, ha desviado su atención del conflicto, por tener los propios, eso sin contar con que a Matilde y al que les ha apoyado en este movimiento, Erasmo Linares, de un Frente Ciudadano, se les ha visto muy raros, como acercándose a personas del Ayuntamiento, como para negociar algunas cosas que Ballesteros no estaría dispuesto a ceder…

LA lucha sindical tiene más de 300 días y va para el año que vuela. Los jueces tienen términos para dar veredicto al respecto, pero igual las cosas no favorecen realmente a ninguno de los dos lados que tienen pleito irreconciliable y enconos que van a perdurar durante toda la vida…

LA cosa está clara: una de las encomiendas del Gobierno de Adrián Esper era la de quitar del camino de la DAPAS a Alejandro Ballesteros, por considerarlo un lastre de administraciones panistas y priistas que cedían a los caprichos del líder, con tal de ganarse políticamente al Sindicato que, en cualquier momento podía parar las labores en ese lugar. Solamente que el alcalde y el director Marco Guillén prefirieron ir al margen de la ley laboral antes de ceder un centímetro a Ballesteros…

PERO no se trata de caprichos ni de enojos, sino de ley laboral y de que aclaren las dos partes los desencuentros que han tenido y que surgieron de una supuesta lista de pedimentos que el Sindicato dio a conocer y que se han rehusado ambas partes en dar a conocer, quién sabe porqué…

POR el momento, el agua sigue llegando saneada a las casas, y eso está bien, pero en cuanto comiencen a fallar las cosas, tanto el alcalde Adrián Esper como Alejandro Ballesteros pagarán las consecuencias políticas y sociales.

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