Leticia Nieto
[Huasteca Hoy]
No se vio abarrotada la Catedral como en antaño, sin embargo, llegaron decenas de personas principalmente amas de casa y adultos mayores con su cubetas, garrafones y depósito de agua, con la esperanza de la bendición del vital líquido en el Día de San Ignacio de Loyola.
De acuerdo con los feligreses el agua “ignaciana” puede alejar el mal de ojo, las maldiciones y las brujerías, curar enfermedades, el elixir parece milagroso; sin embargo, el agua es natural pura y ordinaria que se usa en honor y recuerdo de San Ignacio de Loyola para alcanzar por su intercesión, alguna gracia o favor especial, procede de prácticas muy antiguas siguiendo los ejemplos que se narran en las santas escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento en donde vemos cómo Dios escoge el agua para realizar prodigios y curar graves enfermedades, explicó por su parte el Obispo de la Diócesis, Monseñor Roberto Octavio Balmori Cinta quien encabezó la ceremonia de la bendición.
La bendición de agua de San Ignacio de Loyola comenzó a ser usada poco después de la muerte del santo en julio de 1556; el ex militar y después religioso fue fundador de la Compañía de Jesús de la que fue el primer general, además de ser considerado como una de las personalidades más nobles e influyentes del siglo CVI, fue canonizado en 1622 y Pío XI lo declaró patrono de los ejercicios espirituales en 1922.
