Sábado 04 de Mayo de 2024

Bitácora

No se puede negar que el compromiso con la Huasteca sí lo dejó bien hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador, porque él estuvo en los dos últimos días del mes de marzo en una gira que, salvo por el discurso, se podría calificar de inútil, ah, pero antes de que se cumpliera el mes […]

No se puede negar que el compromiso con la Huasteca sí lo dejó bien hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador, porque él estuvo en los dos últimos días del mes de marzo en una gira que, salvo por el discurso, se podría calificar de inútil, ah, pero antes de que se cumpliera el mes de la visita presidencial, ya estaba visitando el secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués los municipios de Tamuín y de Valles, únicos dos candidatos de, en el primero de los casos, ensanchar una pista de un aeropuerto que se la ha pasado más en desuso que en uso; o concretar un proyecto completo en Valles de una estación aérea que se tendría que hacer desde el más ínfimo cimiento.

Pero sirvió para lo mismo venir que no venir, porque el único discurso que le sacaron a un Torruco acalorado y con la barba incipiente fue que se tendría que evaluar qué es lo que más convendría, además de que su opinión, propiamente dicho, no es la del experto, sino la de una persona que sabe de turismo y que tendrá que pasar sus impresiones sobre lo que vio hoy en la Huasteca al verdadero encargado de un proyecto así: Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes del Gobierno federal y quien se metió en un trabuco, porque faltó decidir qué hacer un con cerro que se les olvidó contemplar en el proyecto del aeropuerto de Santa Lucía y que costará derribar la cantidad de ocho mil millones de pesos, así que, como que muy interesado en la estación aérea de esta zona no va a estar el señor Jiménez Espriú, por más que los dos alcaldes de Tamuín y de Valles quieran que se haga el proyecto en sus tierras.

Es como un logro de mayor envergadura, lograr que un aeropuerto se construya en su trienio, porque es una magna obra que se presumirá hasta el final de la vida de cualquiera que llegara a tener en sus manos la proyección y los planos, así las demás obras prioritarias pasen a segundo plano. Pero como se dijo, no hay nada para nadie, porque la frase usada por Torruco fue “ya evaluaremos” la situación para ver en donde se haría.

Otra cosa que seguramente medirán los ejecutivos federales, si es que se dan tiempo para darle para adelante a este megaproyecto es qué tanto desarrollo hay en los municipios y ahí es donde la puerca torcería el rabo, porque como mínimo, una ciudad con estación aérea debe prometer urbanismo completo y una actividad económica que respalde la visita tanto de negociantes de primera línea, como para recibir como anfitriones de lujo a un turismo de niveles estratosféricos, pero Valles y Tamuín carecen de eso, todavía.

La Huasteca tiene creciendo en el ramo turístico desde 2003, aproximadamente, cuando Patricia Veliz se encargó de internacionalizar el Xantolo y los ríos de la zona, pero falta otro empuje, otra inversión para tener los municipios realmente merecedores de un aeropuerto.

 

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