Viernes 17 de Mayo de 2024

Bitácora

Pues no es de mucha ayuda que la regidora Socorro Calderón Juárez, que es de raigambre independiente tenga en su agenda de comisiones los servicios municipales (entre los que se encuentran el servicio de basura) y que hasta hoy, ni siquiera se haya tomado la molestia en ir a ver el tremedal que se está formando en el relleno sanitario de Chantol, donde la cosa ya está peor en el basurero, mientras que Alberto Machuca se la pasa viendo en cuál obra puede meter la nariz para hacer negocio, siendo funcionario, obviamente.

No es de nada de ayuda, pensando en lo que dijo Ivette Salazar, secretaria de Gestión Ambiental (SEGAM) de que si reinciden en el Ayuntamiento de Valles con no sanear el basurero del libramiento Poniente, que está hecho una cochinada y el relleno, que no se terminó, que no sirvió y que ahora es otro basurero como el del libramiento, entonces les duplicarán las multas y ahora sí se las harán pagar, porque ya fue mucho pasarles esta falta y que no se haga nada al respecto.

Uno se preguntaría entonces ¿para qué están los regidores, si no es para velar por estos temas de interés y exigir que sean resueltos? Pasa la misma historia de siempre: los regidores viven cómodamente con 50 mil al mes, se limitan a aprobar todo y no se meten a ahondar en ningún tema para llevársela bien tranquila.

José Antonio Olivares vino a Valles a recordarle a las autoridades que no se ha tocado ni con el pétalo de una rosa a la pareja de esposos que gobernaron antes que él, haciéndose ricos, ostentando constructoras, ah, pero sin cumplirle a los ciudadanos en nada, porque Huehuetlán tiene cuerpos de agua extraordinarios y paradójicamente, sus habitantes tienen menos agua en sus casas que las personas que viven en el semidesierto de la Zona Media, pero son más cosas.

A Huehuetlán le cayó la plaga del Partido Verde con Giovanny Magdiel Márquez que estuvo de alcalde de 2012 a 2015, para luego dejar pasar a Carolina Ramírez Villegas, su esposa, de 2015 a 2018 y, para acabarla de fregar, Magdiel tenía la intención de volver a gobernar (lo había hecho durante seis años y antes de que existiera la reelección) el presente trienio, o sea que hubiera sido un alcalde de pesadilla de nueve años completos.

De pesadilla, porque en realidad, en Huehuetlán no ocurrió nada bueno, sino solamente un incremento de violencia, grilla barata y negocios de unos cuantos, pero así como avance de infraestructura o en desarrollo comunitario, no, no hay, no existe, como dice el comercial.

Ahora, el alcalde José Antonio Olivares  sale al claro a dos cosas: a pedir a la Auditoría, el Congreso o quien sea que revisen los expedientes de los esposos para que se actúe en consecuencia, pero también a curarse en salud, porque así como el alcalde de Valles, que se la pasa quejándose, sin comenzar a trabajar, así también Olivares agarró la política de culpar al pasado por su precario presente.