Domingo 05 de Mayo de 2024

Bitácora

El caso del Sindicato de la DAPAS es único en el estado, porque por primera vez parece que se ve el final de una época y no parece haber vuelta atrás. Así es. El Sindicato, por intermediación del abogado José Matilde Hernández Méndez interpuso un amparo en el Juzgado Quinto de Distrito para que se […]

El caso del Sindicato de la DAPAS es único en el estado, porque por primera vez parece que se ve el final de una época y no parece haber vuelta atrás. Así es. El Sindicato, por intermediación del abogado José Matilde Hernández Méndez interpuso un amparo en el Juzgado Quinto de Distrito para que se suspendiera la acción del alcalde de no querer recibir a los miembros de este gremio, tras (hace unas jornadas) 100 días de huelga. El juzgado concedió el amparo y eso ahora obliga a Adrián Esper a sentarse con los sindicalizados, pero nadie esperaba que Esper Cárdenas tratara el tema con la socarronería con la que lo hizo.

El pasado jueves, cuando se le preguntó al munícipe qué platicaría con Alejandro Ballesteros Corona luego de negarse a siquiera darle la cara al líder sindical, desde el inicio de su administración, dijo que le diría que siguiera con su huelga, porque no pagarle a los más de 100 trabajadores que quieren aumentar un 8 por ciento de sueldos le ha ahorrado dinero y eso le ha dado movilidad a la DAPAS y recursos suficientes para operar. Recursos que, dicho sea de paso, no tuvo durante la administración anterior, de acuerdo con los problemas que se tenían en el pasado régimen.

Una cosa es cierta y es un hecho: desde que está la huelga corriendo sin detenerse por alguna negociación, el servicio del agua ha sido constante y sin problema. Otra cosa: aunque caiga gorda la manera heterodoxa de Adrián Esper de tratar los asuntos que deberían tener el toque político del negociador, las cosas le han salido, porque los ciudadanos le apoyan en su negativa a verle la cara a Ballesteros, ya que lo consideran a éste como un líder caprichoso que se la ha pasado, trienio tras trienio presionando con manifestaciones para lograr tener prebendas para él y su grupo de funcionarios sindicales.

No se debe olvidar que no existe sanción legal que obligue a alguien a contratar, pero eventualmente, si la huelga persiste, se tendrá que plantear la liquidación de los trabajadores o la reinserción a sus áreas laborales, porque una huelga no puede durar para siempre y porque, con todo y las opiniones de los ciudadanos o del mismo alcalde, los trabajadores que siguen en huelga y que no es la camarilla de Ballesteros, tienen derechos y antigüedad que debe ser considerada y respetada.

Pues con todo y ello, el alcalde se puso más socarrón que nunca y le recomendó a los ciudadanos que aplaudan y vitoreen a los trabajadores de la DAPAS que están en huelga afuera de las instalaciones del organismo, porque precisamente por ese “paro loco”, como él le llama, no se están pagando más de cien sueldos y la DAPAS no sólo está operando, sino que está comprando en tiempo y forma suministros que no se podían comprar abonándole los sueldos a los que hoy están en el movimiento parista. Este dilema político es inédito en Valles y quizá en toda la entidad.

Hablando de agua, al regidor de Morena y vocero (sin que nadie se lo pida) del alcalde Esper, Marco Antonio Conde Pérez, fue contagiado por el síndrome de Matilde Hernández Méndez, porque resulta que el edil tiene un adeudo de casi siete mil pesos con la DAPAS, ah, pero el señor está conectado a la línea.

Esta información filtrada de la DAPAS le da el beneficio a Conde Pérez de haber podido hacer un convenio para pagar la alta suma, porque cuando quisieron practicarle el corte, presumió la regiduría y eso duele, duele mucho.

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