Leticia Nieto
[Huasteca Hoy]
Lo llamaban “Juan Burrón”, un sobrenombre que afirman los tanlajenses se ganaba a pulso, pues su falta de manejo político lo llevó a decir abiertamente que el dinero del Ayuntamiento era de él, que lo podía gastar como él quería e incluso hasta llegó a facturar comidas en “table-dance”.
A diez años de estar a punto de ser colgado en plena Galera Municipal, fue detenido en el mismo sitio por autoridades ministeriales por el delito de peculado. La justicia —parece— lo alcanzó y ahora el ex alcalde Juan Efrén Barrón Ramos, quien probó las delicias del poder, tendrá que enfrentar sus desvíos millonarios.
El maestro sin cariño
Fue profesor de primaria en el ejido La Concepción donde percibía un sueldo que le ayudó con el sostenimiento de su familia y con el que pudo adquirir una camionetita S10 de la Nissan de medio uso. Llegó a encontrar a su disposición millones de pesos del erario y el deslumbramiento para el panista fue total por lo que a los pocos meses su actitud cambio, amenazando a todos sus funcionarios con cesarlos si no lo obedecían, pero además se volvió alcohólico.
Llegaba a sesiones de Cabildo en estado de ebriedad y se quedaba dormido y una vez tuvo que ser obligado a salirse del ruedo de la toreada sagrada, pues a pesar de que en su pantalón blanco evidencia las heridas que había recibido, su estado etílico le impedían sentir el dolor.
Las obras prometidas no llegaron, los caminos se quedaron a medias, mientras que su bonanza crecía y de la camioneta a medio uso cambió a una Ford Ranger de lujo en la que se paseaba por medio pueblo, además adquirió varias propiedades en Ciudad Valles y un rancho entre los ejidos San Isidro y San Nicolás.
Aunque las manifestaciones en su contra eran evidentes, la protección del entonces gobernador Marcelo de los Santos Fraga también lo fue.
El día que casi lo amarran “como puerco”
El pueblo se cansó y en su último informe de gobierno, a solo días de concluir su periodo en 2009, las amenazas de linchamiento y de “huevearlo” eran vox- populi, Los habitantes del municipio tenían cuatro meses sin recibir el vital líquido porque el recurso para pagar el recibo de luz del sistema de bombeo principal de la cabecera se lo había gastado.
Las amas de casa fueron llegando una a una con cacerolas y cubetas haciéndolas sonar, exigiendo agua, Linda Cruz Santos, Luis Alejandro Castillo, Inés Cruz, vendedor de discos del pueblo, Ángeles Chávez de la cremería, Maricela Lárraga y muchos otros conocidos, empezaron a gritar “¡fuera Juan Burrón!” “¡Ya vete del pueblo!”, mientras que los que estaban en la galera esperando el informe, se sumaron a la protesta.
Rojo y con una sonrisa nerviosa, el presidente pasó entre los manifestantes, acompañado por la entonces representante del gobierno, Narcisa Ocaña Sánchez.
Llegó hasta la tarima que se había instalado dentro de la galera, pero apenas había iniciado su discurso cuando fue interrumpido por los gritos. Unos colocaron palos a los costados mientras que otros ciudadanos subieron al templete con mecate en mano para amarrarlo, pues pretendían colgarlo como “puerco a la griega”.
Una decena de policías impedía, a punto de golpes, que los ciudadanos lograran su cometido, pero nada podían hacer ante los enardecidos tanlajenses que lo sujetaron de las manos.
De pronto, el entonces director de Atención a la Juventud Antonio González, un ex luchador, se los impidió por la fuerza, tumbando a los que se encontraban en el escenario y sacando casi a rastras al presidente para llevarlo a la presidencia.
El resto de los días que faltaba a la administración, Barrón Ramos evitó acudir a la alcaldía y ya fuera de su mandato pregonaba que no pasaría nada, pues todo estaba arreglado.
“Creemos que lo único bueno que hizo para su vida personal fue dejar el alcohol pues hasta fundó un grupo de Alcohólicos Anónimos, eso además de haber logrado que su esposa de ser una humilde intendente con apenas secundaria terminada, obtuviera una plaza de maestra de preescolar al término de su mandato”, señalan los tanlajeses que ahora ven con cierto asombro la detención de quien fue su gobernante.
