Jueves 09 de Mayo de 2024

Mexicana dirige creación de universidad en el RU

[El Universal]

CIUDAD DE MÉXICO.- “Si yo tuviera mi propia universidad, no habría calificaciones, la carrera de ingeniería tendría la misma cantidad de hombres que de mujeres, y los estudiantes crearían tecnologías para beneficiar a la sociedad”. Ese era el sueño de la mexicana Elena Rodríguez Falcón, pero nunca imaginó que lo haría realidad en Inglaterra.

Elena Rodríguez dirige la creación de una nueva universidad en Hereford, una ciudad inglesa. Para septiembre del siguiente año, recibirán a sus primeros 50 estudiantes que obtendrán el grado de ingenieros con la metodología que le valió el reconocimiento de la Real Academia de Ingeniería de Reino Unido.

La mexicana empezó a dar clases en Sheffield, otra universidad de ese país, cuando un profesor dejó su plaza. En un curso les pidió a sus estudiantes desarrollar un proyecto para ayudar a Kiron, un niño de 11 años con parálisis cerebral. “No podía hablar, moverse o escribir, que era lo que él quería. Los muchachos se apasionaron muchísimo para ayudarlo y desarrollaron un prototipo para que pudiera realizar esas actividades”. Posteriormente trabajaron con el hospital de niños de esa ciudad, ayudando a quienes tenían “huesos de cristal”, es decir, que se fracturan con facilidad. “Mis alumnos diseñaron un aparato para ayudar a que los niños pudieran caminar. Este producto lo desarrollaron y lo aprobaron médicamente y ahora está en todas las instituciones médicas de Estados Unidos”.

Su presente está a más de ocho mil kilómetros de distancia de donde ella nació. Profesor Rodríguez Falcón, como le dicen en Inglaterra, creció en una familia tradicional de los años 70 en Monterrey. Su mamá era ama de casa y su papá trabajaba como ayudante en un departamento de compras.

Elena estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad Autónoma de Nuevo León. “No soy una persona que venga de clase rica, que haya tenido dinero, que haya estudiado en universidades privadas. Toda mi vida ha sido trabajo”.

Cuando empezó a buscar empleo, notó que en muchas empresas preferían trabajadores varones. “El anuncio decía: `buscamos ingeniero mexicano, género: masculino´. Le dije a mi mamá: voy a aplicar; y ella me dijo: pero es sólo para hombres. Recuerdo que tenía una furia en el estómago”. La ingeniera no desistió, mandó su currículo y ganó el puesto.