Sábado 11 de Mayo de 2024

México: ir para adelante o ir para atrás

PORFIRIO M. LÓPEZ

En los últimos veinte años México no ha crecido lo suficiente. Eso lo recitan todos los organismos internacionales cuando se refieren al país. Los indicadores son diversos y abundantes: falta educación, falta infraestructura, falta Estado de Derecho, falta combate a la corrupción, falta sociedad civil organizada, falta más policía, falta inversión extranjera, faltan mejores medios de información y comunicación, falta competitividad y un largo etcétera de déficit en diversos ámbitos.

También en los últimos veinte años ha crecido todo tipo de males públicos. Ha crecido la informalidad, ha aumentado la percepción de corrupción, se ha elevado el indicador de impunidad, ha crecido el número de organizaciones criminales, se ha disparado el número de delitos, ha crecido la criminalidad contra periodistas y el sector femenino, ha llegado a niveles críticos la desigualdad en diversas entidades federativas y ha aumentado el número de funcionarios y gobernadores acusados de malversar fondos públicos.

En México se tienen dos visiones en los últimos veinte años: o se quiere ir hacia adelante o se quiere manejar en sentido inverso. Si fuese el país un auto, se diría que existe en las dos últimas décadas esta postal: se quiere manejar en el carril de alta velocidad o se prefiere el carril de baja velocidad.

Ese parece ser el problema añejo de México. No decide en que carril manejar y cuando parece que va a alta velocidad, vienen los cambios bruscos, siempre buscando que los que se quedaron aislados del desarrollo se incorporen al tren de la bonanza económica. El problema de ello radica en la complejidad y en la desigualdad prevaleciente en diversas entidades desde inicios del siglo pasado.

Hace veinte años Oaxaca, Guerrero y Chiapas eran las tres entidades que concentraban la pobreza, hoy una generación después esos mismos estados siguen siendo pobres y la pregunta que hacen los países industrializados y los organismos internacionales que nos miden de forma anual es ¿Por qué ocurre eso? ¿Por qué no pueden salir del atraso si les inyectan miles de millones de pesos cada año? ¿Qué ha pasado?

Cuando uno mira con atención esos efectos, solo se puede pensar en tres cosas: corrupción, impunidad y fragilidad institucional. Los cuatro conceptos traducidos en una forma de vida social, económica y política que privilegia la opacidad gubernamental, la porosidad de organismos de sociedad civil, la limitada rendición de cuentas, la pereza por acceder a información y comunicación y la escasa transparencia gubernamental.

México, por ejemplo, tiene veinte años sin poder construir un aeropuerto internacional para la principal ciudad del país. Contrario a ello hoy se pregunta en zonas donde la mayoría ni siquiera tiene pensado subirse a un avión, ni conoce cómo es un aeropuerto internacional. Y en algo más alejado de la civilidad democrática y que nos muestra esa necedad de ir para atrás o de no ver a futuro se presenta una consulta que carece de rigor metodológico y de institucionalidad.

En la idea de ir hacia adelante o ir para atrás hoy México decidió darle mayoría legislativa a un solo partido político y ese partido político la utiliza a su antojo, porque no tiene otra postal democrática. Hoy el denominado Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) usa y abusa de esa mayoría como en su momento México tuvo el régimen de partido único. Lo que estamos presenciando son postales de tiempos idos.

Bajo el pretexto de acudir a la mayoría, muchos personajes están brincando al barco de Morena, no para ser democráticos, sino para no perder el status quo que les da oportunidad de figurar en lo público. El caso del gobernador de Chiapas Manuel Velasco Coello es ilustrativo de ello. Morena no está diseñado para la democracia, ni para el consenso, ni el dialogo, está diseñado para aprovechar las condiciones de un país atascado de corrupción e impunidad, aderezado de criminalidad y odios políticos. El resto del viejo sistema de partidos políticos está al margen de ello, mirando con recelo y lamiéndose las heridas del verano pasado.

México tiene que verse hacia adelante dicen muchos analistas económicos y financieros en el mundo. El problema es que existen muchos México en cada una de las entidades federativas, solo para ilustrar esto último, por un lado, la estadística oficial indica que se tienen 54 millones de mexicanos en línea de pobreza, sin esperanza de abandonarla en la próxima generación, pero por otro lado se tienen 79 millones de usuarios de internet, 60 millones de usuarios de teléfonos inteligentes. Esa parece ser la encrucijada a resolver para los próximos veinte años, no se trata de polarizar, no se trata de desaparecer reformas, ni de vociferar en la plaza pública, se requiere pensar, racionalizar y tomar decisiones articuladas en torno al modelo de país para quienes hoy están naciendo.