Lunes 13 de Mayo de 2024

Viajaban para sanar y el destino les hizo una jugarreta

Verónica Galván

[Huasteca Hoy]

Guadalupe Reynaga Hernández y su hijo de un año y cuatro meses Esdrar Omar necesitan hoy más que nunca la ayuda de la sociedad en general, su historia es triste y llena de desgracias, pues después de un accidente en una ambulancia de los Servicios de Salud el 23 de febrero de este 2018, perdió la vida Zuri Betsua González Reynaga, una niña de 5 años de edad, quien tenía cáncer y todo sucedió cuando la llevaban a sus quimioterapias a San Luis Potosí, sin saber el terrible destino que les esperaba tras ese percance.

En este accidente murió Zury, su abuelita Paulina Martínez Gómez y a consecuencia de esto quedaron muy graves el bebé y Guadalupe, al niño le dan ataques epilépticos por lo menos cada 20 o 30 minutos, sin embargo al igual que a Guadalupe, los médicos no les dan un diagnóstico acertado de qué es lo que tienen, Guadalupe sufre de espasmos en el cuerpo, no camina y tiene muy poca movilidad.

En el periódico Pulso, fue publicada en el medio electrónico la noticia de Zury Betsúa quien necesitaba ayuda por la leucemia que tenía, el 29 de julio de 2017 y es precisamente a casi un año, que su madre y su hermanito ahora requieren el apoyo por otra desgracia y con la ausencia por muerte de la niña que se estaba curando del carcinoma.

El choque fue en el kilómetro 67 de la carretera a Cerritos antes de llegar a las casetas, el chofer del Hospital General que los trasladaba al Hospital Central, estuvo detenido pero por las reformas de Ley le dieron su libertad y a la familia no la indemnizaron y hasta la fecha siguen sufriendo por ayuda.

A consecuencia de ese accidente Guadalupe y Esdrar quedaron muy graves y hoy sufren las consecuencias del fatal accidente, dijo el esposo de Lupita, Evanecer Leocadio Martínez quien apenas acaba de volver a empezar a trabajar, pues no había podido salir para cuidar a su esposa e hijo y trabaja de albañil o en el jornal.

La vivienda en la que habitan es un pequeño cuarto de 4 x 4, ubicado en una vereda (calle Girasol sin número) del ejido Los Jobos, donde no hay luz y el agua potable la reciben en una toma comunitaria, en la que hay ocasiones que duran hasta 15 días para recibir el líquido y tampoco hay pozos de donde acarrearla y del drenaje ni hablar porque tampoco tienen y camiones repartidores de agua tampoco pasan por el lugar.

Para llegar a su casa hay que transitar la avenida Lalo Torre, al llegar a la tienda de materiales El Diamante se dobla a la derecha y de ahí hasta el fondo son más de tres cuadras y media por las que hay que pasar por terracería.

Lo que más necesitan es leche para el niño, pañales talla grande o jumbo, toallitas húmedas, agua embotellada, frutas, verduras y todo para surtir la despensa básica y para lupita toallas sanitarias, papel de baño y artículos de aseo, principalmente.

También se necesita una cama hospitalaria y un colchón ortopédico para Lupita, pues en el que duerme es muy duro, así como un sillón más cómodo para sentarla porque el que tiene es de fierro y podría causarle llagas.

Antes del accidente, él bebe comía, después del accidente el niño dejó de comer y recientemente le regresó el apetito, pero perdió su vista a raíz del accidente, al parecer sólo ve con uno de sus ojos, pero es mínima su visión. En el Hospital además de no darles un diagnóstico acertado, perdieron el expediente, otra situación por la que están batallando es porque no les surten el medicamento del niño (Levetiracetam 100 mg solución), el cual cuesta más de mil pesos y una persona se los acaba de donar porque el hospital no lo tiene y batallan hasta un mes dando vueltas para que se los entreguen.

El pasado viernes personal de la Jurisdicción acudió a la vivienda de Guadalupe y Esdrar para llevarlos a terapia al hospital y ayer sábado acudió personal del hospital, pero “para que se aparecen hasta ahora, hace cinco meses que los necesitábamos más ni nos ayudaron, luego nos niegan el medicamento y para acabarla ni diagnóstico nos dan”, dijo Rosario, cuñada de Lupita, quien con apoyo de otras familiares se hacen cargo de ellos mientras su esposo trabaja y dijo que si alguien los quiere ayudar se pueden comunicar al teléfono celular 333 468 32 71.