Domingo 05 de Mayo de 2024

Se extienden los delitos “masivos”

Nuevo tipo de delincuencia es capaz de desafiar a policía y a militares

[AP]

TENANTLA, México.— Quien sea que gane las elecciones presidenciales del domingo en México tendrá que enfrentar no solo a los cárteles de la droga, sino también un nuevo tipo de delincuencia organizada que involucra a poblados o barrios enteros capaces de desafiar a la policía y a los militares.

Así quedó demostrado a principios de junio en Ciudad Guzmán _un bastión del Cártel Jalisco Nueva Generación_, cuando una multitud de hombres y mujeres rodearon dos camionetas que transportaban marinos armados. Los habitantes se burlaron de los militares, les arrojaron piedras y botellas de agua y patearon varias veces a un marino mientras dos camaradas lo rescataban.

La multitud _protestando presuntamente por la desaparición de un joven_ pintó luego las iniciales del cártel mencionado en un vehículo destrozado de la Armada.

Este tipo de delitos “socializados” o “masivos” se están extendiendo en México a medida que comunidades enteras vacían trenes de carga o roban miles de litros de combustible en oleoductos.

“La lógica de la gente es ver que los políticos y los funcionarios roban en grande”, dijo Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia y experto en temas de seguridad. “Ellos perciben que del presidente para abajo roban y que ellos también tienen el mismo derecho de robar que el político de arriba”.

En mayo, hombres armados rompieron las cerraduras de dos supermercados en la ciudad de Arcelia, en el sureño estado de Guerrero, y permitieron que los vecinos los saquearan. La policía no apareció durante horas. El portavoz de seguridad de Guerrero, Roberto Álvarez, dijo que los dueños de las tiendas rechazaron las demandas de extorsión de una división local del cártel de La Familia y que el saqueo era un castigo por no pagar.

Entretanto, diariamente se abren en promedio 42 grifos ilegales en oleoductos _una operación llamada localmente “huachicoleo” y el transporte, almacenamiento y venta del combustible robado suele significar una importante fuente de ingresos ilícitos en muchas comunidades rurales.

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