Miercoles 08 de Mayo de 2024

Bitácora

EL presidente municipal con licencia de Tanlajás, Domingo Rodríguez Martell que siempre fue un tenaz defensor de los derechos indígenas y un protestante conspicuo en contra de las represiones del Gobierno, al grado de haber pisado la cárcel en tiempos de Fernando Silva Nieto, se convirtió en un dictadorzuelo de ese lugar, porque censuró la tradición satírica de la lectura del testamento, que es una serie de bromas que se leen antes de la quema de Judas, en esta población, en el domingo de resurrección, cuando el mal es vencido…

LA quema de Judas es un acto tradicional que pertenece a la culminación de los diablos fustigadores que llenan de color y folclor a Tanlajás en estos días y, como parte de esta costumbre, antes de que se le prenda fuego al monigote que cada año puede ser un personaje político diferente, se leen sus errores y extravagancias, en tono satírico, burlón…

SOLAMENTE que ahora el objetivo de las burlas del pópulo fue el alcalde con permiso, Domingo Rodríguez, quien, claramente, impidió que se leyera la pieza literaria en su contra y en donde con toda seguridad habría referencias al gobierno deficiente del perredista y a su talante doble cara con el que mantiene engañados a muchos, pero que no hacen sino mostrar su naturaleza verdadera: que es igual o peor de ambicioso que los demás políticos, esos mestizos o blancos a los que denuesta en sus arengas de campaña…

PUES resulta que antes de que se leyera el testamento, se ordenó que se quemara el monigote y ya nadie escuchó el texto burlesco que se haría público en esta temporada electoral, en la que no se sabe de bien a bien con qué partido competirá el político, quien, por supuesto que se quiere reelegir…

PARA acabarla de fregar, publicó en su Facebook un texto en el que explica que a él se le ha culpado por impedir la lectura del testamento de la fiesta y aunque sí hace algunas “diabluras” (quién sabe quién le dijo que era chistoso), él nunca se hubiera atrevido a impedir tal cosa…

PERO ese texto y esa justificación que nadie le pidió, no es más que un ardid para curarse en salud, después de haber alterado el desarrollo de una costumbre arraigada en el pueblo y en donde él mismo ha participado, siendo parte del pueblo molesto contra el mandatario despótico.

BIEN dicen que muchas veces hay gente que se convierte en lo que más odia y que se convierte en eso, porque en el fondo no es más que un remedo de eso que estaba odiando. Es decir, hay luchadores sociales reales, como Rogel del Rosal, de Xilitla, que tienen un objetivo y buscan hacer cambios, pero no se dejan acariciar por la desmedida ambición de los millones de pesos que se manejan en una administración y hay otros como Domingo Rodríguez Martell que se vuelven igual de nefastos que aquellos a los que combatieron cuando no tenían poder…

HABRÍA que recordarle a Rodríguez Martell que no permitir que se critique, ya sea a través de un género satírico o sea a través de una nota periodística, es censurar y esta práctica es propia de las dictaduras y de los gobiernos despóticos que se hacen daño a las sociedades modernas, en regímenes que se disfrazan de democracia, pero que en verdad se convierten en el Gobierno hegemónico de uno.

NO permitir la crítica además de todo eso es un signo de inmadurez, porque a través de la crítica se puede aprender en qué se está fallando y cómo solucionarlo.