Martes 14 de Mayo de 2024

Jueves Santo

El Jueves Santo abre el Triduo Pascual con la Eucaristía vespertina.

Así como la Cena del Señor marcó el inicio de la pasión, mientras Jesús se encaminaba a la donación de su vida en sacrificio expiatorio para la salvación del mundo, establece su mediación objetiva en el rito de la nueva alianza, y revela su inmensa caridad, que es la base de su pasión y de su muerte.

Santísimo sacramento

La Eucaristía, símbolo y fuente de caridad sugiere una respuesta de amor agradecido mediante la adoración del Santísimo Sacramento hasta la medianoche cuando comienza la memoria de la pasión y de la muerte.

Este día, en una solemne ceremonia se llevará a cabo la Misa del Santo Crisma en la Catedral Metropolitana, misma que será presidida por el arzobispo don Jesús Carlos Cabrero Romero, a las 9:00 horas.

Votos sacerdotales

En la Eucaristía participarán el presbiterio de la Diócesis; en la misma, se efectúa la renovación de los votos sacerdotales.

Es por ello, que esta celebración representa una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo.

Consagración

La misa del Santo Crisma que celebra el Arzobispo con todos los presbíteros de la Arquidiócesis, es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Arzobispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él.

En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

Origen

La palabra crisma proviene del latín: Chrisma, que significa unción.

Así se llama ahora el aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra este Jueves Santo por la mañana para ungir a los nuevos bautizados y signar a los confirmados.

También son ungidos los Obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental.

Espíritu santo

El Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa al Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los diáconos, sacerdotes y obispos.

La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo Testamento en el que eran ungidos con el óleo de la consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa “el ungido del Señor”.

El crisma se hace con aceite y aromas o materia olorosa para significar “el buen olor de Cristo” que deben despedir los bautizados.

Este aceite es un jugo untuoso de color verde amarillento que se extrae del olivo o de otras plantas.

Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados se vigorizan, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal, antes de que renazca de la fuente de la vida en el bautizo.

Alivio del cuerpo y el alma

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias del alma y cuerpo de los enfermos para soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados.

El aceite simboliza el vigor y la fuerza del Espíritu Santo. Con este óleo el Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad y nuestra muerte en sacrificio salvador como el de Jesús.