Domingo 12 de Mayo de 2024

Anaya y Diego: el uso faccioso de la justicia

Por Porfirio M. López

En los últimos años hemos escuchado la oración que indica que los tres órdenes de gobierno en el territorio nacional hacen un uso faccioso de la justicia. Faccioso en términos conceptuales de acuerdo con el Real Diccionario de la Lengua Española significa sedicioso, rebelde, revoltoso, perturbador de la paz pública. Si a esa definición le adjudicamos la palabra justicia, entonces toma diversas interpretaciones y de ahí proviene todo el ruido mediático que padecemos desde que México entró a la democracia electoral.

Hoy en plena campaña el concepto está de moda y todos los actores políticos acusan el uso faccioso de la justicia. Por igual denuncia un aspirante a presidente municipal, diputado local, diputado federal, senador, gobernador o a la presidencia de la República. Acusaciones de todo tipo, corruptos en todos los partidos políticos, candidatos presidenciales acosados por casos de corrupción, organismos electorales ajenos a los escándalos de impunidad de la clase política y una serie de notas publicadas en diarios impresos y digitales que desprestigian a cualquiera que se presente como aspirante a un cargo público.

El uso faccioso de la justicia se convirtió en el brazo poderoso que hace caer o subir a los candidatos a puestos de elección popular, ante la alta incidencia de acusaciones de corrupción y la baja credibilidad del gobierno federal sumada a la escasa aceptación de la imagen presidencial, el tema cobra alta relevancia en un país donde las instituciones encargadas de procurar justicia están seriamente cuestionadas por su actuar, tanto a nivel federal, estatal y local.

El uso faccioso de la justicia la vemos con las acciones que realiza la Procuraduría General de la República (PGR), cuando decide investigar a Ricardo Anaya Cortes candidato presidencial del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, por presuntos delitos que involucran compra venta de terrenos, negocios inmobiliarios y escasas declaraciones fiscales.

En torno a ese caso la PGR que es una de las instituciones que lleva más de dos décadas en franca descomposición y que viene perdiendo juicios penales por integrar de forma pésima las averiguaciones, actúa de manera acelerada, se moviliza y genera nota informativa, filtra vídeos, convoca a conferencias de prensa y lincha mediáticamente a Ricardo Anaya. El objetivo aún no queda claro: si en verdad se va a proceder contra el candidato presidencial o si ello forma parte del uso faccioso de la justicia al calor de las campañas presidenciales.

El asunto de Anaya Cortes cobra especial relevancia porque cuando el candidato presidencial decide ir a la unidad de la PGR que investiga casos de lavado de dinero, se hace acompañar por Diego Fernández de Cevallos, el abogado más reconocido en México por ser el representante número uno del uso faccioso de la justicia. A las especulaciones y acusaciones montadas en los medios, Anaya Cortes responde con su asesor jurídico, que más ha retorcido los esquemas legales y constitucionales del país.

Un sorprendido Anaya Cortes reacciona de forma rápida con quien más sabe de impunidad e ilegalidad en el país, lo cual no es un buen presagio para su campaña presidencial. En realidad, lo que hoy padece y de lo que hoy se queja el candidato de “Por un México al Frente”, es el mismo mecanismo que él utilizo al interior del PAN para construir su candidatura presidencial. Anaya Cortes manejo el mismo uso faccioso para quitar a panistas incomodos, crear alianzas convenientes a sus intereses, desplazó a perredistas que aspiraban a la candidatura y edificó su candidatura en torno al uso faccioso de su poder político.

Hoy acusar a la PGR, al PRI y al presidente de la República de hacer uso faccioso de la justicia es ocioso y más si lo hacen Anaya y Diego Fernández. Lo único que sabe hacer el PRI como gobierno es caer en esa tentación, así lo demuestra su historia antigua y reciente. Pedir a la PGR que resuelva situaciones graves es una ilusión porque esa institución está en vías de extinción para dar paso a una Fiscalía General de la República.

Pedir que se detenga el uso faccioso de la justicia en un país donde los niveles de corrupción, de impunidad, de desvió de recursos, de violación de derechos humanos, de alta incidencia criminal y de creación de empresas fantasmas inundan a todos los partidos políticos y a todos los gobiernos en turno es una ilusión. El uso faccioso de la justicia es una herramienta común a todos los gobiernos y hace más daño en países como México que padece fragilidad institucional.

La solución a ello en países donde se ha tenido éxito para resolver ese padecimiento es la creación de instituciones sólidas acompañadas de ciudadanos cívicos, educados e informados, los cuales cuando ven los excesos gubernamentales o analizan campañas electorales alimentadas de vulgaridad política no lo publican en su red social, ni hacen “memes”, ni se ríen de sus tragedias sociales, sino que inundan las calles, exigen la renuncia inmediata de sus gobernantes, la cárcel para su clase política impresentable y la desaparición de los partidos políticos caducos.