Jueves 09 de Mayo de 2024

Buscan a víctimas del fatal accidente aéreo en Rusia

(AP)

Moscú, Rusia.- El avión de pasajeros AN-148 que se estrelló este domingo en las afueras de Moscú con 71 personas a bordo se incendió y explotó sólo tras chocar con la tierra.

“Se ha determinado que en el momento de precipitarse al suelo el avión estaba entero, sin incendiarse. La explosión se produjo después de la caída”, dijo Svetlana Petrenko, portavoz del Comité de Instrucción de Rusia, la autoridad judicial que investiga la tragedia.

Por lo demás, las autoridades no han adelantado ninguna hipótesis sobre las posibles causas del siniestro y han señalado que están abiertas todas las líneas de investigación.

Aunque la nieve, las condiciones del terreno y la gran dispersión de los fragmentos del aparato y de las víctimas mortales dificultan las labores de búsqueda -que se podrían prolongar durante al menos una semana-, los servicios de rescate ya han localizado las dos cajas negras del AN-148.

“Han sido encontrados los dos registradores de vuelo. Por tanto, la investigación ya se encuentra en plena marcha”, dijo el viceprimer ministro ruso, Arkadi Dvorkóvich, quien agregó que “es muy pronto para hablar de las causas” del siniestro.

Fuentes del diario “Kommersant” han señalado que el avión de la compañía Sarátovskie Avialínii, que minutos antes de la tragedia había despegado desde el aeropuerto Domodédovo (Moscú), se precipitó al suelo de forma brusca desde una altura de 1.800 metros.

“Tras alcanzar una altura de 1.800 metros y una velocidad de 600 kilómetros por hora, el avión se desplomó bruscamente hasta los 1.500 metros. Después recuperó la altitud anterior y enseguida se precipitó al suelo”, según señala la influyente publicación.

La aeronave, además, superó la revisión de mantenimiento obligatoria que se debe hacer antes de cada vuelo “sin que se detectará ningún fallo”, agregó la aerolínea.

Aunque el AN-148 había completado otras tres rutas durante el día de ayer, la tripulación del fatídico vuelo regular 6W 703 entre Moscú y la ciudad de Orsk, en el sur de los Urales, acababa de empezar su turno.