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MIAMI.- La última jugada del Heat estuvo diseñada por el entrenador Erik Spoelstra. Decidió que Goran Dragic le enviara el saque a Josh Richardson, para que decidiera quién debía intentar el disparo.
Richardson decidió que el autor del tiro sería él mismo. Y tuvo razón.
Encestó en bandeja a 5,1 segundos del final, con lo que coronó una remontada de Miami, que perdía por ocho puntos en el cuarto periodo y superó el domingo 103-102 al Jazz de Utah.
“Decidieron darme el balón a mí, y yo estaba un poco sorprendido”, relató Richardson.
Tan sorprendido, que rogó a Wayne Ellington y a Tyler Johnson estar listos para que les enviara algún pase. Pero se abrió un hueco hacia la cesta, por lo que Richardson condujo y anotó.
Donovan Mitchell falló un disparo que le hubiera dado la victoria a Utah justo cuando sonaba la chicharra.