Sábado 11 de Mayo de 2024

Don Pepe Díaz: “El caballero del ampayeo”

Tomás Chávez Pozos

[Huasteca Hoy]

CIUDAD VALLES. Esta vez no lo encontramos sancionando un juego de softbol, sino en su modesto taller donde se dedica a reparar y dar mantenimiento a mobiliario de oficina.

De saludo cordial, sonrisa espontánea y respetuoso trato, así es Don José Díaz Aguilar, originario de El Refugio, Cd. Fernández, pero que se quedó a radicar en nuestra ciudad desde muy joven y aquí formó su familia.

Ver morir a un jugador a la hora del partido, ser atacado por abejas y escuchar decir a la gente que el ampáyer había muerto, los “recuerdos” de los aficionados y muchas anécdotas más tiene este hombre.

Don José nos platica a que se dedica, a parte de su “hobbie” como él le llama a ser ampayer de softbol. “Soy pensionado. Tengo mi taller y me dedico a dar atención a mis clientes reparando sus muebles de la oficina, pero, no dejo el deporte”.

¿Desde cuándo en el deporte, Don José?

“Allá por 1980. En aquel entonces yo era presidente de la Liga de Softbol Femenil y me animé al ampayeo porque no había gente que sancionara los partidos. No tenía quién me ayudara. Sesionábamos en aquel entonces en el Jardín Hidalgo. Fueron los compañeros quienes me animaron para ser ampáyer. Fue así como comenzamos hacer nuestros pininos, pensando que a las primeras de cambio dejar de serlo”.

¿Sus compañeros de la liga lo apoyaban?

“Sí claro. Me decían, aunque seas presidente de la liga puedes ser ampáyer. Fueron don Fernando Pérez, Antonio Silva, ‘La Pinga’ ya fallecido y Catarino Villalón recientemente fallecido también. Fueron buenos amigos que me apoyaban. Alguna vez que ya me andaba rajando pero, recuerdo las palabras del señor Silva que me dijo, ‘¿Quién vale más, tú o los que te gritaron? Puedes más tú o pueden más ellos? Usted nomás no se lleve con nadie. Sea respetuoso. Háblele de usted a los jugadores. Sea limpio. Siempre vaya bien boleado con la ropa limpia. Salude siempre, así me decía”.

A la fecha todos los consejos que le dieron a Don José los llevó a la práctica y le han dado resultado, en el softbol es conocido como “El caballero del ampayeo”.

¿Ha ganado amigos en el deporte?

“Definitivamente sí. Se ganan muchos amigos. Estoy muy agradecido con la gente. Con patrocinadores que pasan aquí a su casa a saludarme y a veces con algún regalito”.

Del comportamiento de la gente, hábleme.

“Mira yo también fui porra pero, nunca insulté a nadie. Jamás le falté el respeto a un ampáyer. Ahora la gente a veces te dice cosas pero, uno a lo nuestro y a sacar el trabajo”.

¿La familia qué le dice de su trabajo como ampáyer?

“Le voy hacer honesto. Una de mis hijas, la que vive en Chicago, ella sí me acompañaba pero, le daba mucho coraje que me empezaran a gritar y un día me dijo, sabes que papá, ya no te voy acompañar y hasta la fecha, yo voy solo. Mi familia no va”.

¿Cuál es la ubicación que debe tener el ampáyer?

“La ubicación se la da uno el juego. He visto a compañeros que se van a trabajar atrás del pitcher y no tiene uno un buen ángulo, la verdad, le soy honesto y ojalá esto nos lo echemos a la bolsa mis compañeros y yo. Me decía don Vicente Aceves que fue ampáyer de Liga Mexicana y un buen amigo, me dijo, lo único que te voy a recomendar es que te sepas parar, sino te sabes parar bien en home nunca vas a ser un buen ampáyer. Nunca le tengas miedo a la pelota. Has una oración para que todo salga bien y no tengas problemas en tus partidos. Haz tu oración antes y llega con las pilas bien puestas”.

¿Cuál ha sido la situación más complicada que recuerde?

“El haber visto morir a un jugador. Transcurría el juego. Hice la seña al pitcher para que comenzara sus lanzamientos cuando el bateador se desmayó. Cayó y algunas personas trataron de reanimarlo. Le tomé la mano y apreté sus dedos y ya no había circulación. Fue un infarto fulminante. Una situación crítica, lamentable y triste. Tenía 22 años el jugador. El partido terminó y lo que eran risas y porras, se convirtió en llanto en las tribunas”.

“En otra ocasión, nos atacaron las abejas a la hora de un partido. Todos nos tiramos al suelo. Cuando pasaron. La gente comenzó a gritar que el ampáyer estaba muerto. El comentario se supo en otros campos y se hizo un escándalo”. Suelta una carcajada y concluye, “Eso por ahora, ni Dios lo quiera”.