Jueves 09 de Mayo de 2024

Iban por agua y acaban denunciando corrupción

Miguel Barragán

[Huasteca Hoy]

Entre dimes y diretes se fueron a presentar los integrantes del Frente de Defensa de la Vivienda Popular (FDVP), a la Plaza Principal, lugar en el que arremetieron contra el director de Catastro, Raúl Rubio.

Ayer, después de que cerca de 60 personas de varios sectores, interpelaran al secretario del Ayuntamiento, Luis Fernando González, para pedir se les introdujera el servicio de agua, los del Frente hicieron marabunta alrededor de Raúl Rubio, director de Catastro.

Frente al funcionario, el dirigente Jorge Delgado López hizo uso de la poderosa palabra, pero no solo para demandar la introducción del servicio de agua, sino para reclamar una declaración que Rubio había hecho en una entrevista anterior y en la que había llamado “corruptos” a los de Frente.

Sí, le reclamaron el adjetivo y le dijeron que mejor se viera en un espejo, porque el corrupto era él.

Jorge Delgado parecía lastimado en su honra y un Inés Velázquez, subordinado número uno de Delgado, levantaba su dedo flamígero contra el arquitecto Rubio, quien se mantuvo firme y encaró con oficio a los manifestantes que le pedían agua, a coro.

Y una cosa no se entendía: mientras no se escribieran las cartas de petición de posesión de derechos de los terrenos irregulares donde estaban asentados los manifestantes, no se podría avanzar en el Congreso con la regularización de los predios y con su necesidad del abasto de agua.

Entonces comenzaron a repartirse los “corruptos” de uno y otro lado, porque lo que dolía era el adjetivo, no la carencia del agua entubada, ya no potable, sino solamente entubada.

Rubio les dijo que había que darle curso legal a las cosas y todos asintieron, pero entonces lo refutó con descalificaciones Jorge Delgado y también la gente asintió, así que eso se volvió cosa de nunca acabar.

Al final de las discuciones, todo quedó en que se tenían que volver a hacer las cartas de petición al Congreso y entregar documentación al INMUVI y a Catastro y aún después de que Raúl Rubio se fue, Inés seguía apuntando con el dedo al cielo, en una clara señal de retórica desbordada.