Martes 14 de Mayo de 2024

Hombre es degollado con un “güíngaro”

Redacción

[Huasteca Hoy]

XILITLA. Un hombre murió degollado en la comunidad Amayo de Zaragoza; supuestamente la víctima atentó a balazos contra un primo, pero intervino otro pariente y lo asesinó con un güíngaro (machete de ala curva).

La noche del martes se registró un homicidio en el barrio El Potrero de la mencionada comunidad, donde la víctima fue un hombre que contaba con 50 años de edad y respondía al nombre de Ignacio Herrera Trejo, vecino de ese mismo sector.

Fuentes oficiales informaron que alrededor de las 19:00 horas las corporaciones policiales recibieron el reporte del crimen, y acudieron al lugar de los hechos, donde además del occiso estaban dos hombres, Vicente de 50 años, y Pedro de 60 años, primo y tío del infortunado.

El primero tenía una herida producida por proyectil de arma de fuego en el brazo derecho, y refirió que se la había ocasionado Ignacio antes de morir, con un revólver calibre 357, el cual había recogido su tío Vicente, quien en esos momentos se lo entregó a policías municipales, que fueron los primeros en arribar.

Vicente comentó que iba caminando por una vereda, cuando se encontró con su primo Ignacio, quien traía en una de sus manos el arma de fuego y parecía como si lo estuviera esperando, pero él siguió caminando como si nada y al llegar a donde estaba el individuo lo saludó, pidiéndole que guardara la pistola, pues podía escapársele un tiro.

Ignacio no le respondió, pero tampoco hizo lo que su primo le pidió, por el contrario alzó el arma como para apuntarle, y fue cuando Vicente se le fue encima, forcejeando ambos, hasta que de pronto se escuchó un disparo.

Casualmente a unos metros estaba Pedro, tío de los dos primos, quien fue a ver qué pasaba y vio que su sobrino Vicente estaba herido porque Ignacio le había disparado, y todavía traía la pistola e intentaba accionarla, “pero se le encasquilló”.

Entonces el tío sacó un güíngaro que cargaba e hirió el brazo derecho de Ignacio, en un intento de que tirara el arma, sin embargo éste no continuó tratando de accionarla, así que le asestó otros viajes, uno de ellos en la cabeza y el otro en el cuello, entonces el supuesto pistolero cayó al suelo y empezó a desangrarse, muriendo a los pocos minutos, pues la herida del cuello alcanzó una arteria.

Esa fue la versión que dieron Pedro y Vicente, sin embargo no hubo testigos del crimen, y por eso no fueron detenidos, sin embargo los elementos de la Policía Ministerial del Estado los llevaron en calidad de presentados a la Subprocuraduría de Etnias para que rindieran declaración, y los policías municipales entregaron la pistola y el güíngaro a un Ministerio Público de esa misma dependencia, como evidencias del crimen, el cual se continúa investigando.