Martes 07 de Mayo de 2024

Bitácora

CUANDO la criminalidad se desboca, la ficción es superada por la realidad y se comienzan a romper récords que antes parecían hazañas sacadas del guión de una película. Presten atención, por favor… UNA banda de maleantes (no se puede entender el delito sin pensar en un grupo, en un tumulto de granujas), se metió a […]

CUANDO la criminalidad se desboca, la ficción es superada por la realidad y se comienzan a romper récords que antes parecían hazañas sacadas del guión de una película. Presten atención, por favor…

UNA banda de maleantes (no se puede entender el delito sin pensar en un grupo, en un tumulto de granujas), se metió a un rancho de la zona conocida como Fibracel, que se encuentra en el municipio de Tamuín, con dos camiones de carga pesada y se robó, de un solo jalón, más de cien vacas.

¡CIEN vacas! Es decir, el equivalente a 40 mil kilos de carne de vaca en pie o, dicho de otra manera, los suficientes animales como para arruinar a un ganadero por un buen tiempo, porque se estima que la pérdida, convertida en dinero, podría ascender a los dos millones de pesos. Sí, así, como robarse dos millones de pesos, pero en seres vivos, con todo y mugidos de por medio…

ANTES de que se supiera que no había nadie en ese rancho, todo mundo pensó que el vaquero encargado de esos animales quizá podría ser calificado como el peor de la historia de los ranchos de la Huasteca, pero no, el domingo, día de asueto, séptimo día del Señor en el Génesis, los encargados de cuidar ese hato numeroso, andaban de descanso, lejos de las acciones de los criminales…

IMAGINEMOS la escena, en el rancho, que fue allanado, pasando por encima de lienzos y de cercas: robarse cien vacas debe ser complicado, incluso hasta para los vaqueros más experimentados. Son 100 animales confundidos que no conocen ni los chiflidos, ni los tratos de los que se dirigen a ellos y, en esa confusión, debió haber ruido de mugidos, de pesados motores de tráileres y de gente gritando en un franco operativo delincuencial. Era imposible no escuchar tal nivel de escándalo criminal…

AHORA, ¿qué no se supone que hay casetas de vigilancia de la Policía Ministerial, especializadas en detectar el abigeato? Ah, no, perdón, éstas no funcionan, por eso se llevó a cabo el robo de vacas más grande de la historia de la región, sin que hubiera autoridades de investigación ni preventivas, enteradas del asunto…

PORQUE llevarse dos camiones llenos de rumiantes no es cosa fácil, pero en la tierra mágica de la Huasteca, el crimen todo lo puede, mientras la autoridad abandona sus puestos…

EN la pasada elección, para estas fechas, ya había suspirantes por todos lados, sin embargo y paradójicamente cuando más aspirantes hay, es cuando nadie se da a notar bien, porque le tienen un pánico indescriptible a las impugnaciones y a los efectos judiciales que éstas pudieran tener. Pero ahí andan todos, dándole duro, sin tapujos, a las visitas y a los regalitos para el convencimiento de las preferencias…

LO que habría que pedir, de la manera más atenta es que todos los aspirantes hagan una especie de pacto para no ser unos sátrapas y que se les pase la mano con las promesas a los sectores más vulnerables, porque hay rincones de la ciudad en donde muchos ciudadanos tienen la necesidad de tener esperanza, y jugar con ésta no está bien, por donde quiera que se le vea…

NO se les pueden aplicar reglas de conducta a los grillos cuando andan en campaña, porque hacen de todo (esto es literal) con tal de conseguir un voto. De todo, incluso se pueden convertir en payasos durante un rato con tal de agradar, pero ya hay sectores que completan las 12 mil personas que están en la pobreza extrema y, con ella, no se vale jugar.

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