Miercoles 15 de Mayo de 2024

Solidaridad mexicana deja perplejo al mundo

Miguel Barragán

[Huasteca Hoy]

La solidaridad mexicana tiene a todo el mundo perplejo. Es cierto. Los medios internacionales no se explican cómo una ciudadanía tan quejumbrosa de sus autoridades sale a las calles a ayudar a su prójimo y a levantar lo que la naturaleza tumbó de manera implacable.

Un amigo mío de origen gringo, que comparte conmigo el amor a la ciencia ficción preguntaba cómo era posible ese milagro mexicano. Por qué sucedía eso que deja en el paroxismo a miembros de múltiples naciones que observan a los mexicanos como una suerte de héroes que no actúan así por vocación, sino por genética.

Me atreví a contestar que a los mexicanos no nos queda de otra que ver por nosotros mismos, debido a la corrupción, aunque suene raro.

México es un pueblo que se la ha pasado resistiendo. Resiste a los políticos voraces y perniciosos, las crisis que ellos mismos crean, el desempleo que no combaten, las chingaderas que perpetran y que causan daños a cientos, a miles. Los mexicanos saben que no cuentan con los políticos ni con sus gobiernos embadurnados de corrupción.

Por eso, ¿para qué esperar? Los mexicanos entregan lo que pueden cuando sus pares empiezan a tener problemas, porque si esperan la ayuda del Gobierno o de los partidos políticos, ahí se van a quedar esperando.

En 1985 pasó lo mismo. El Gobierno se vio rebasado por la peor tragedia en la historia reciente del país y los ciudadanos comenzaron a trabajar, escudriñando escombros y levantando una ciudad que iba a registrar alrededor de 10 mil muertos.

Los mexicanos comienzan a trabajar porque saben que los jefes por los que votan sólo ven para sí mismos y les vale madre la ciudadanía. Es un pueblo que se ha hecho grande con base en decepciones políticas.

Es el pueblo que resistió la peor devaluación de la historia reciente y que en lugar de caerse, se diversificó y salió, después de que los bancos especularon con su dinero gracias a la anuencia de empresarios y de políticos.

Los mexicanos se apoyan entre sí, en automático, porque eligen a los políticos para mantener un cierto orden social, pero a sabiendas de que el pinche poder no les va a dar nada, sino que más bien les va a quitar.

Por eso es el milagro, porque la solidaridad proviene de la certeza de que los ciudadanos solamente se tienen entre ellos y que Peña Nieto podrá decir que los ayudará a todos y los partidos podrán donar sus calzones, pero los mexicanos no esperan ayuda de nadie, ya que es una raza indestructible, que resiste otra vez el chingadazo de la naturaleza y que, en su titánico heroísmo, pone el ejemplo al mundo de lo que es la compasión y el oro de la bondad que tiene a medio planeta boquiabierto.

Ya lo escribí antes: los mexicanos se la pasan burlándose de todo y siendo ociosos en sus responsabilidades ciudadanas y cívicas. Pero a la hora del desastre, se arrasan los ojos de lágrimas al ver la valentía y la humanidad de este México que sí es México.