(Agencias)
Washington.- Mientras el ojo del huracán Irma recorría el viernes la costa norte de Cuba rumbo a Florida dejando en su estela mortal una cadena devastada de islas caribeñas cubiertas de madera astillada, metal corrugado y coches maltratados.
El número de muertos en el Caribe alcanzó al menos 21 y se espera que aumente a medida que los rescatistas lleguen a algunas de las zonas más afectadas.
Un nuevo peligro estaba en el horizonte desde el este: el ciclón José, un huracán de categoría 4 y vientos de 150 mph que podrían volver a castigar las zonas devastadas.
En tanto, el presidente estadunidense Donald Trump advirtió ayer que el potencial destructivo de Irma es algo nunca antes visto, por lo que urgió a los pobladores de las zonas en riesgo a atender las recomendaciones de las autoridades.
“Esta es una tormenta de un potencial destructivo histórico. Le pido a todos en la ruta de la tormenta estar alertas y escuchar las recomendaciones de oficiales de gobierno y la policía”, manifestó el mandatario ante la inminente llegada del meteoro a las costas estadunidenses, prevista para este sábado.
Asimismo, las autoridades francesas estimaron en más de 200 millones de euros (240 millones de dólares) el costo de los daños ocasionados por el paso del huracán Irma por las Antillas francesas. De acuerdo a una primera evaluación de la Caja Central de Seguros (CCR, por sus siglas en francés) el costo podría ser incluso “muy superior” a esa cantidad.
El viernes por la mañana, Irma se debilitó de categoría 5 a una todavía temible categoría 4, con vientos cercanos a 240 km/h. Destruyó casas, escuelas, tiendas, carreteras y barcos el miércoles y el jueves mientras rodaba sobre algunos de los paraísos de playa más famosos del mundo, incluyendo San Martín, San Bartolomé, Santo Tomás, Barbuda y Anguila. Dejó sin electricidad, agua y servicio telefónico, atrapó a miles de turistas y despojó a los árboles de sus ramas dejando un paisaje desolador.
Se informó de saqueos en San Martín y se impuso un toque de queda en las Islas Vírgenes. El gobernador Kenneth Mapp de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos impuso toque de queda para “asegurarse de que la gente tenga comidas, agua y refugio”, dijo el funcionario. “Un evento de esta magnitud es muy escalofriante”.
Cuba por su parte, evacuaba el viernes a los turistas alojados en hoteles costeros mientras en Florida se agotaban el agua embotellada y la madera enchapada ante la inminente llegada del fenómeno natural. El huracán pasó frente a Puerto Rico, República Dominicana y Haití y golpeó a las Islas Turcas y Caicos el viernes temprano con olas de hasta 20 pies (6 metros).
En algunas localidades, la Defensa Civil y las autoridades cubanas circulaban en camionetas verde olivo con altoparlantes.
