Domingo 28 de Abril de 2024

Un hombre con vocación de héroe

Cada Día del Bombero llega su recuerdo: el de haber sido un hombre bueno.

Miguel Barragán

[Huasteca Hoy]

Guadalupe Díaz de León Castillo no sólo fundó el Cuerpo de Bomberos en 1970, sino que es el hombre al que se le debe la tradición de auxiliar y ayudar a la ciudadanía en las emergencias, sin recibir nada a cambio, en este municipio.

Beatriz Díaz de León Reyes es una mujer que trabaja como administrativa en la Alcaldía. Es hija del mítico mecánico que decidió gastar parte de las ganancias que obtenía de las reparaciones de carros para ayudar a los que tuvieran una emergencia, nomás porque sí, porque estaba en su genética simplemente ayudar.

Sin querer, don Lupe Díaz de León, inventó una manera de soportar la frustración cuando la tragedia supera al ser humano, porque durante el incendio de un almacén de comestibles que se encontraba en la avenida Pedro Antonio Santos, en los años setenta, al ver que el fuego podía más que la mano cadena de cubetadas de agua, el primer bombero de Valles vociferó: “¡Aunque sea a mentadas de madre, pero apaguen la lumbre, chingado!”. Ahora, esa fórmula se usa en Valles como frase hecha y como adagio regional.

El muchacho humilde y la carretera Don Lupe llegó con su mamá, procedente de su natal San Luis Potosí, para quedarse para siempre en el reducto de polvo y pobreza que era Valles en 1936. Se construía la carretera Panorámica, la México-Laredo, que terminaron un año después. Quizá el jovencito Lupe encontró los ejemplos de solidaridad que después mostraría entre tanto obrero y trabajador que construía una de las rúas más hermosas e importantes del país.

Desde joven aprendió mecánica y tuvo éxito en su taller, ubicado cerca de lo que hoy es la “Y Griega”, en pleno bulevar Valles 85.

En 1970, harto de ver que sólo unos cuantos se condolían de la desgracia ajena, don Lupe organizar a sus propios mecánicos y les propone ayudar a los que anduvieran en carretera y se quedaran tirados por una falla mecánica, apagar incendios de casas que hasta entonces nadie se encargaba de sofocar y auxiliar en la medida de lo posible a quien lo necesitara. Los jóvenes dijeron que sí. ¿Qué más daba?, ayudar había sido la idea vendida por Lupe Díaz de León como una aventura.

A sus bomberos, don Lupe los llevaba con recursos propios y con gastos pagados de su bolsa a cursos en Cerro Azul, Veracruz, donde bomberos profesionales veracruzanos les enseñaban técnicas de salvamento y ataque al fuego.

¿De dónde salió ese espíritu?

La hija de don Lupe Díaz de León recordó que su padre fue el director de la Policía de Valles en tiempos de Javier Gallegos, político independiente que le ganó al PRI y en ese cargo se dio cuenta de que lo que necesitaba el pueblo era ayuda, auxilio y comedimiento, así que no le importaba trabajar en números rojos en su taller, mientras pudiera llevar a un enfermo al hospital, apagar un voraz incendio a cubetazo limpio o arreglar el coche destartalado de un viajero de la carretera.

Cada 22 de agosto, se le rinde homenaje en su tumba, donde fue depositado el cuerpo del héroe de Valles en 1982, luego de sufrir un infarto y se hace una guardia de honor, porque en estos tiempos de rapiña y de indecencia pública, el recuerdo de Guadalupe Díaz de León viene desde el pasado para recordarnos que la generosidad es un don y que hay que repartir lo bueno a todos, nada más porque sí, porque da la gana. Don Lupe fue un hombre bueno, así nomás.

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