Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
Los niños prefieren drogarse a alcoholizarse porque los efectos de la droga y sus residuos se pueden esconder más que los del alcohol, de acuerdo con Martha Janeth Mezo Hernández, jefa de Trabajo Social del DIF Municipal.
De acuerdo con las cifras que manejan en su departamento, que se dedica a hacer visitas y a resolver conflictos fuera de las oficinas de la paramunicipal, hasta dos niños (no adolescentes ni jóvenes) llegan a esta instancia, acompañados de sus padres, para pedir ayuda y que se les canalice a una dependencia donde le puedan ayudar al menor de edad contra sus adicciones.
Esto sería algo así como 24 niños cada año que son reportados o son conducidos por sus padres a las oficinas municipales, para que se comience a intervenir a los menores.
Ninguno de los que han atendido, al menos durante este 2017, tiene como hábito la ingesta de alcohol, sino que se inclinan más a la marihuana o a solventes o sustancias que consiguen relativamente fácil en cualquier tienda.
Una de las razones que se pueden colegir sobre la elección de los infantes que ya se metieron en drogas, es que el alcohol provoca efectos en el cuerpo que inmediatamente se perciben, mientras que otras drogas tardan más en hacer patentes los efectos perniciosos.
