Lunes 06 de Mayo de 2024

Mujer de la tercera edad cae y sale herida

A su auxilio arribaron policías y paramédicos.

Daniel Vázquez

[Huasteca Hoy]

CIUDAD VALLES. Una mujer de la tercera edad caminaba por las fangosas calles de la colonia Guadalupe cuando repentinamente se desvaneció; a su auxilio arribaron policías y paramédicos, pero sus lesiones eran lo de menos, lo que hasta ahora les preocupa es su condición de vida.

Apenas iba a ser mediodía cuando una persona llamó al Sistema de Emergencias 911 para pedir enviaran ayuda a la calle Magnolia esquina con Encino de la colonia antes mencionada, pues dijo que una persona de la tercera edad se había caído y estaba lesionada.

Cerca de ese lugar andaban elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE), quienes acudieron a verificar el reporte y al confirmarlo solicitaron apoyo a la Cruz Roja.

En esa esquina, sentada en la tierra, se encontraba Timotea Salazar de 81 años de edad, tenía una herida en la nariz y la pierna derecha la tenía amoratada. Enseguida llegaron los paramédicos de la Cruz Roja y la auxiliaron, y le dijeron que tenían que llevarla a un hospital, y es que la hinchazón de su pierna no era por el golpe que se dio, sino porque sufre de várices y al no tratárselas tenía una infección. Su caída se debió a que no había comido bien.

La ancianita se negó rotundamente, les dijo que estaba bien y que ella después iría al doctor, y aunque le insistieron que subiera a la ambulancia para su traslado, no cambió su postura, por ello sólo la ayudaron a levantarse y la encaminaron hacia su casa, en calle Encino entre Magnolia y Cázares, a menos de media cuadra de donde se cayó.

Enferma y abandonada

Mientras los paramédicos atendían a la anciana, se acercó un vecino, era un hombre de poco más de 60 años de edad, de bigote, que vive en una casa de material de dos pisos, les pidió a los paramédicos y a los policías, que trataran de conseguir ayuda para Timotea.

El hombre pidió a este reportero no proporcionar sus datos personales, pues trabajó para una dependencia gubernamental y no quería tener ningún problema, lo único que quería es que ayudaran a la mujer, ya que vive sola y en condiciones por demás deplorables.

“Aquí los vecinos procuramos apoyarla con comida, yo incluso ya fui tres veces al DIF para pedir que se hagan cargo de ella, porque no tiene familiares, nadie viene a verla, no sabemos si tiene familia, pero ella está enferma y vive en una casa abandonada, sin embargo los del DIF no han venido”.

Mientras el hombre hablaba, la octogenaria empezó a caminar hacia su casa, los paramédicos se fueron acompañándola y cuando vieron el domicilio, quedaron impresionados, al grado que entre ellos mismos se cooperaron y le dieron dinero, movidos por la conmiseración.

El inmueble era en realidad un vecindario deshabitado casi en ruinas, el monte que está en la entrada alcanza fácil el medio metro de altura y en lo que es el patio está lleno de charcos, lo que ha generado enjambres de zancudos. Timotea se queda en uno de los cuartos, rodeada de trastes inservibles y pedazos de madera, le preguntaron si tenía hijos y familia, a lo que ella respondió que hijos nunca tuvo y sus familiares nunca la buscaron. En su cuarto sólo tiene una cama en mal estado, donde se acostó, pues dijo que se sentía un poco mareada pero que descansando se le iba a pasar.

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