Miercoles 08 de Mayo de 2024

Golpes, hambre y abuso sexual en albergue católico

(Sin Embargo)

León.- Una denuncia anónima y la resolución de un amparo han puesto en evidencia graves violaciones a los derechos de niños, niñas y adolescentes albergados en la Ciudad de los Niños en Salamanca, dirigida por el sacerdote Pedro Gutiérrez, las cuales han ocurrido con complicidades de autoridades e instancias oficiales como los sistemas DIF estatal y municipal y el Registro Civil. El lugar de acogida ha recibido amplio respaldo de funcionarios y políticos en el estado y nivel federal.

La resolución del juicio de amparo indirecto con número 475/2016-VIII emitida por la juez Karla María Macías Lovera, del juzgado Noveno de Distrito en Irapuato, puso al descubierto la situación que podrían vivir más de cien niños albergados en las cincos sedes de la Ciudad de los Niños en Salamanca.

El once de marzo de 2016 se dio inicio a la carpeta de investigación a raíz de una denuncia anónima presentada por golpes y abusos sexuales hacia los menores que viven en la casa hogar Ciudad de los Niños, Asociación Civil y desvío de fondo por parte de los encargados.

Sin embargo fue hasta que el DIF realizó una visita al centro y tuvo conocimiento de que una monja quemó en una estufa las manos de una niña de siete años por haber robado una plastilina, que se aperturó la carpeta de investigación 13682/2016. El sacerdote responsable de los albergues, Gutiérrez Farías, promovió un amparo en representación de la niña ante la Unidad Especializada en Combate a la Trata de Personas y Corrupción de Menores, el 15 de julio de 2016, para evitar que saliera de la Ciudad de los niños, lugar en el que tenía dos años viviendo.

Golpes, hambre

y abuso sexual

Según testimonios que se encuentran en el expediente, varios niños y niñas que presentaban huellas de maltrato, dijeron que los golpeaban con un palo y que la monja les había dicho que no lo dijeran porque les iban a cerrar la casa y no iban a tener a dónde ir, pues algunos niños fueron abandonados, otros son menores de edad a los que sus familiares los han internado por falta de recursos.

El expediente cuenta el relato de un joven “desde que tengo uso de razón sufrí de golpes con palos, nos hincaban sobre un palo y nos golpeaban… nos encerraban por días en un cuartito de un metro de alto que se encuentra en los dormitorios de hombres, y había veces que metían a varios ahí, algunos duraban una semana y sin comer”.

Una niña de diez años declaró que el padre, “mi papi, me hace cosquillas en las rodillas me las aprieta, o me da una nalgada, no me gusta que me dé nalgadas porque a veces sí me las da fuerte, aunque ya me acostumbré, pero no le he dicho que no me gusta, el padre a todos nos da nalgadas, también a las grandes.”

Otra jovencita de 13 años cuenta que un día jugó al papá y a la mamá, “yo era la mamá y un amigo, era el papá”. Y explica que se juega moviendo su pelvis hacia adelante y hacia atrás, dice que las madres no saben que juegan papá y a la mamá, “pero el papi Pedro sí sabe, porque él también juega, y a mí no me gusta jugar a eso”.