Domingo 06 de Octubre de 2024

Grupos criminales protegen a funcionarios corruptos: Iglesia

(Sin Embargo)

Ciudad de México.- La Iglesia católica en México se pregunta, a través de su editorial de este domingo, cómo es que el país llegó a un drástico aumento de muertes por la violencia, y llega la conclusión de que esta cadena nace de la corrupción de funcionarios del Gobierno.
La Iglesia señala que ya no hay ningún rincón en México en el que alguien pueda sentirse seguro y vivir en paz, y cita datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que indican que el 2016 cerró con 22 mil 967 víctimas fatales a causa de la violencia.
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Menciona que en este 2017, de igual manera, la violencia va sin freno, ya que hasta el mes de mayo se han registrado 11 mil 156 homicidios. Dichas cifras confirman que la violencia va en aumento sin que “ haya una estrategia o solución efectiva a este espantoso flagelo que afecta a todos, no sólo por las víctimas directas, sino también por las indirectas: familias enteras destrozadas, cuyo grito parece lanzarse al desierto de gobiernos indolentes e incapaces de ofrecer a sus gobernados lo primero a lo que están obligados: seguridad”.
También agrega que la causa de dicha violencia obedece a estructuras policiales corruptas, y que una unificación de mandos, como propone el Congreso de la Unión, no solucionaría en el problema pues el origen de la violencia no sólo corresponde a una cadena de corrupción.
La Iglesia dice que la violencia que azota al país nace de desde las personas con un cargo superior y jefes, como es el caso de gobernadores que han dedicado a saquear el patrimonio de los estados. La arquidiócesis define a estos personajes como “señores absolutos, mientras que, a la par de sus actos ilegales, los muertos se cuentan por centenas”. Critica que los presidentes municipales ruegan el voto, Sin embargo, los desaparecidos y los feminicidios crecen sin control.
Sin importar el colores, los funcionarios corruptos, señala la Iglesia católica, tienen en grupos criminales a sus mejores efectivos, “funcionando como paramilitares para proteger los narconegocios, como punto perfecto de su inexplicable enriquecimiento, pagado con sangre que mancha las manos”.