Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
La nutrióloga Claudia Ontiveros Zamora explicó que hay casos de cirrosis hepática, endurecimiento y pérdida de funciones del hígado, que no provienen del alcohol, sino de una mala alimentación.
“El hígado graso puede ser el principio del fin de muchas personas que no sólo no cuidan su alimentación, sino que son sedentarios”, dijo.
Mencionó que tener predisposición genética de hígado graso puede causar que una persona joven lo padezca y el método para librarse de ese mal es llevar una ingesta de los alimentos que no incrementen los niveles de grasa en la sangre. Refirió que mucha gente que se trata en instituciones de salud públicas teme al nutriólogo porque cree que le van a imponer una dieta rigurosa de vegetales y proteínicos muy costosos.
