Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
Ayer, la Sesión Solemne del Congreso del Estado se interrumpió por una marabunta de manifestantes a las 10 de la mañana, en el teatro Manuel José Othón (MAJO) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Ciudadanos que antes de ayer eran considerados ciudadanos pacíficos, amables e incluso pusilánimes, dieron una lección de civismo ante el hartazgo provocado por una corrupción evidente que los convirtió en manifestantes para de ahora en adelante.
Jesús Sierra, quien es considerado arroz de todos los moles y activista que aprovecha las oportunidades políticas para criticar y hacerse de simpatizantes, ayer cambió el tono de su voz y hasta desapareció su sonrisa fácil.
Se veía más flaco y más canoso, pero ayer concitó a los demás a que se atrevieran a mandar al carajo a los diputados que representan los 15 Distritos electorales de San Luis Potosí.
Ya no sonrió, mostró un rostro diferente a las cámaras y a los ciudadanos.
Luis Bárcenas Torres, maestro jubilado de la materia de español y crítico político mesurado tanto en radio como en televisión, ayer dejó la voz sosegada hasta quedar afónico.
Mostró una elocuencia nueva, les dijo a los legisladores que ya estaba harto de sus sinvergüenzadas. Al final, sentado en la curul que debió ocupar Gerardo Limón, dijo que antes de morirse, quería participar en una manifestación contra todos esos políticos contra los que sólo se indignaba en las charlas de café.
La maestra Hortensia Salazar era una estricta subdirectora de la secundaria “Pedro Antonio Santos”, pero ayer le gritó en su cara a los representantes legislativos, porque la jubilación complementaria (recurso que tiene meses que no les pagan a los maestros retirados), se las suspendieron. Hizo de lado a la amable y sonriente profesora para dar paso a una indignada ciudadana que no dudo en invadir el área de curules.
Erasmo Linares Nájera es un amante de la diatriba en Facebook y, aunque muchos se quejan de su procacidad, ayer fue de los que gritó estar harto. De hecho, pudo darse el lujo de hablar desde el estrado del Congreso, antes de que apagaran el sonido, desde el mismo espacio donde Xitlálic Sánchez Servín no pudo emitir ni media palabra.
Y que decir del presidente del Frente de Defensa de la Vivienda Popular, Jorge Delgado López, quien incluso fue criticado porque pasó de ser un manifestante constante contra el Infonavit para después callar mucho tiempo cuando ocupó un cargo en el Instituto Municipal de la Vivienda durante el trienio de Juan José Ortiz Azuara.
Ayer se fajó los pantalones y fue el primero que levantó su aguda voz de indignación ante el silencio molesto de los diputados que todavía estaban sentados en sus curules. De hecho, fue el primero en llegar a las afueras de la Universidad, junto con una treintena de simpatizantes de su movimiento.
Ayer, estos ciudadanos levantaron la voz después de años de quejarse solo en las mesas de cafés o en el Facebook. Sierra acotó que él estaba harto de que los diputados consideraran a los vallenses como unos pendejos y continuó con su talante, sin concesiones, sin ironías, sólo con su puro enojo.
