Miguel Barragán
[Huasteca Hoy]
La Dirección de Protección Civil evaluó con buenas notas a un colegio particular, durante un simulacro de incendio, en el que sí se prendió fuego realmente.
En punto de las doce del día, la alarma local del Colegio Motolinía, ubicado en Bulevar y Vicente C. Salazar comenzó a chillar con su repetitivo aullido. Los niños se espantaron y muchos maestros también, pero la indicación de la brigada permanente de Protección Civil en la escuela siempre ha sido que en cuanto suena tal artefacto, entonces hay que dirigir a los niños al campo de futbol de medidas casi oficiales que está en la parte norte del terreno de la escuela.
Mientras los niños y los profesores se ponían a salvo de la advertencia de peligro, los operarios de Protección Civil prepararon unas charolas de fuego que ardieron, fustigadas por el mechón de un operario de esa dependencia, dos llamaradas aterradoras y apestosas a combustible se levantaron. A lo lejos, los niños suponían cosas, pero ya la mayoría sabía que todo se trataba de un simulacro.
Celín Montoya Muñoz dijo que el simulacro trata sobre un incendio dentro de las instalaciones y dijo estar satisfecho con el resultado, porque el personal docente y las madres del colegio católico movilizaron a 964 niños de sus salones, a 60 metros de donde toman clase, hacia el campo deportivo en dos minutos con 18 segundos.
DRAMATISMO CREÍBLE
Los niños de la escuela sí se asustaron. Dana Carolina Rivera Barrios dijo que al principio se sobresaltó con la alarma y por un momento creyó que se iba a quemar toda la escuela, porque le explicaron que había sido un simulacro y que no pasaría a mayores y dijo que los bomberos hacían muy buen trabajo.
Romina Zumaya Meraz dijo que había sentido mucho miedo de que le fuera a pasar algo, pero que estuvo bien que haya sido un simulacro. “Está bien (el trabajo de los bomberos), pero por otra parte no, porque qué tal si no lo pueden apagar”.